Capítulo 2: New Friend?

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Los gritos de su hyung le hicieron taparse de pies a cabeza con las sábanas, hundiendo su rostro en la almohada queriendo soltar un grito por lo irritante que le parecía Seokjin en ese momento.

—¡Mira esto, es todo un desastre! —las quejas continuaban mientras levantaba lo que parecía ser un sándwich de hace tres días del suelo—. No puedes continuar así Jungkook.

—Déjame pasar solo mi mal de amores ¿ok? —pidió sacando parte de su rostro de las sábanas.

—¡Yo te lo advertí pero no me hiciste caso! ¡Te dije qué Jimin iba a romperte el corazón! —exclamó llevando ambas manos a su cintura—. Lo conoces desde hace años, sabías como iba a terminar y te lanzaste de lleno aún así.

—Sí, sé que es mi culpa. Fui un idiota al creer que Jimin hyung en verdad podría llegar a sentir algo por mí.

—Jungkookie no digas eso, culaquiera querría tenerte a su lado, Jimin es un tonto si no se da cuenta de eso —se sentó a su lado pasando una mano por su cabello—. ¿Por qué no sales un rato con el chico apuesto qué conociste ese día?

Ese chico apuesto era Cha Eunwoo, quien había resultado ser todo un caballero esa noche. Después de lo que sucedió Eunwoo lo llevó a una pequeña cafetería 24 horas y lo consoló, escuchando atentamente al pelinegro desahogarse, entre lágrimas y lágrimas que salían de sus ojos a borbotones.

Luego de eso lo llevó en su auto hasta su hogar y habían intercambiado números con el propósito de encontrarse nuevamente, cosa que aceptó enseguida, pensando que concer a alguien nuevo podría distraerlo, tal vez de ahí nacería una nueva amistad.
El problema era que no tenía deseos de pararse siquiera de la cama. Había hablado con Eunwoo un par de veces por mensajes pero siempre se negaba a las salidas. Lo único que quería era permanecer entre sus cobijas, viendo alguna película romántica y acompañado de su infaltable leche de plátano.

—No tengo ganas hyung —musitó sin ánimos.

—Dame eso.

Tomó el celular bajo la mirada confundida del menor, entrando a la aplicación de mensajería y buscando el contacto de Eunwoo, pasando de largo el chat de Jimin que tenía varios mensajes sin leer.

—¿Qué estás haciendo?

—Le estoy escribiendo a Eunwoo —contestó segundos después, sonriendo enormemente al ver que el chico respondió al instante.

—¡No! ¡Dame eso! —gritó parándose de la cama y lanzándose sobre Seokjin, intentando quitarle el teléfono de la mano—. ¡Hyung ya detente, no quiero salir!

—¡Tarde! —exclamó entregándole el aparato—. Dice que vendrá a buscarte en una hora.

Ya no le quedó de otra. Seokjin lo obligó a ducharse y afeitarse la incipiente barba que se hacía notar en su rostro. Eligió incluso el conjunto de ropa que usaría y le maquilló ligeramente, además, se tomó el atrevimiento de rizarle un poco su cabello, que estaba un poco más largo de lo habitual.

Justo como habían quedado, Eunwoo pasó a buscarle puntual en su auto, prometiéndole una tarde llena de diversión que lo hiciera olvidar todo el asunto con Jimin. Primero jugaron a los bolos, después fueron a un arcade donde Jeon terminó ganándole en todos los juego, y para el final de la tarde, cuando ya el sol comenzaba a esconderse y tonalidades anaranjadas y rojizas comenzaban a adueñarse del cielo, se dirigieron a un pequeño restaurante del centro.

El pelinegro ahora se sentía agradecido con Jin por haberse comunicado con el castaño sin su consentimiento. El mencionado era divertido, amable y muy apuesto. Era fácil pasarla bien y reír cuando estabas a su alrededor.

—Está delicioso —murmuró terminando de tragar la comida.

El pequeño restaurante se especializaba en comida coreana, y su plato de tteokbokki era bastante reconocido en la ciudad.

—Si, podemos volver otro día si gustas —le sugirió el castaño y él asintió sonriendo en grande.

Eunwoo quedó deslumbrado por la preciosa sonrisa del pelinegro. Hasta ahora solo lo había visto llorar, jamás pensó que una sonrisa tan extremadamente adorable estuviera escondida detrás de ese rostro triste y lleno de lágrimas que contempló días antes.

Definitivamente Jungkook no merecía sufrir por un cobarde como lo era el tal Park Jimin. ¿Quién diablos se negaría a una relación con un chico tan bonito y dulce como Jungkook? Solo un loco, definitivamente. No lo conocía pero podía asegurar que ya le tenía cierto desagrado por haber hecho llorar a ese chico con ojitos de ciervo y dientes de conejito.

Acarició el cabello negro del contrato y sonrió, viendo como un sonrojo se apoderaba de sus mejillas.

De pronto la puerta del reducido lugar se abrió, dejando ver a un chico de rubios rizos y azules ojos. Jeon pasó saliva de manera audible, perdiendo la sonrisa de a poco y tornándose triste su facie. Cuando sus ojos coincidieron solo pudo desviar la mirada incómodo, Eunwoo notando esto miró hacia la misma dirección, dándose cuenta por la reacción de su acompañante de la situación.

«Así que este es el famoso Park Jimin», pensó frunciendo los labios.

—Podemos marcharnos si quieres —tomó su mano sobre la mesa dándole ánimos.

—No, vamos a terminar de cenar, no puedo dejar que me afecte de esta forma.

—¿Jungkook podemos hablar? —alzó la vista observando el rostro del ojiazul analizarlos a ambos con el ceño fruncido.

—Bien.

Caminaron hacia afuera del local, yéndose no sin antes prometerle a Eunwoo que no tardaría mucho. Al salir la brisa impacto su rostro y despeinó ligeramente su cabello.

—Siento mucho lo que sucedió la última vez, no debiste ver eso —se sentía apenado por la situación en la que el menor lo había encontrado. Lo buscó durante varias horas pero no pudo encontrarlo, por lo que pensó que lo mejor era dejarlo solo y hablar con él cuando estuviera calmado.

—Ya no importa —musitó observando el suelo—, da igual —se encogió de hombros con los labios fruncidos.

—Aún así...

—Si solo era eso me marcho —le cortó intentando adentrarse al local pero un agarre en su muñeca se lo impidió.

—Seamos solo amigos, Jungkook —profirió, sin poder siquiera enfrentar los orbes del pelinegro, manteniendo su mirada baja—, justo como antes, no más sexo.

El mencionado solo pudo asentir como si fuera un robot en modo automático, porque si decía una palabra sabía que terminaría quebrándose aún más, y se arrodillaría frente a él rogándole una mísera oportunidad siquiera, un chance de demostrarle que podía hacerlo feliz.

«Siendo consciente de mis sentimientos tú...¿cómo puedes perdirme algo así sabiendo lo que siento por ti? Eres un ser demasiado egoísta, Park Jimin».

—No —espetó apretando los puños en un pobre intento de no romperse allí mismo—. No quiero ser tu amigo...si en verdad no puedes imaginarnos como algo más...yo decido alejarme, por mí, por mí corazón. Ahora soy yo quien no quiere que nos veamos más. Por favor, de ahora en adelante haz como si no nos conociéramos.

Y con aquellas últimas palabras se deshizo del agarre, dejando al mayor estático en su lugar. Segundos después Jungkook y Eunwoo salieron del restaurante, pasando por su lado sin darle siquiera una mísera mirada.
Se quedó conegelado allí, viendo con el ceño fruncido como el chico castaño le abría la puerta del auto a Jungkook y se marchaban de allí a alta velocidad.

Todo lo que necesito (JiKookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora