Jugaba con los pellejitos de sus dedos mientras observaba con la mirada perdida las blancas paredes de aquella oficina, solo siendo adornadas por un par de cuadros de arte abstracto que tanto le gustaban a esa mujer.Han Seulgi era un poco extraña, pero podía decir que se habían llegado a convertir en amigos.
—¿En qué piensas Jimin? —la voz suave y curiosa de la mencionada llamó su atención. Seulgi lo observaba con la cabeza ligeramente ladeada mientras acomodaba sus gafas y tomaba su libreta de notas.
—En Jungkookie...lo extraño un montón —profirió, dejando sus manos en paz y poniendo atención a su psicóloga.
—Me dijiste que habían salido al cine ayer...
—¿Y qué? Siempre que no está a mi lado lo extraño —murmuró haciendo un puchero y mirando sus manos.
—¿Qué es lo qué sientes por él, Jimin? —cuestionó, escribiendo algo en su libreta de manera rápida y mirándolo nuevamente segundos después.
Suspiró, recordando que esa pregunta nunca había faltado en ninguna de sus sesiones durante esos cuatro meses que llevaban de consultas, e increíblemente, por más estúpido que sonara, no había sido capaz de responderla hasta ahora. Al principio solía ser algo grosero y cerrado, no quería hablar con ella y se negaba a responder sus preguntas, habían recorrido un largo camino lleno de altas y bajas, por suerte, su lindo pelinegro siempre estuvo a su lado para apoyarlo.
—¿A qué le temes, Jimin? ¿Qué es lo qué te aterra tanto de enamorarte? —fue su primera pregunta cuando ingresó a la oficina.
—El amor está sobrevalorado. Seamos realistas, doc, en verdad no es todo rosas y corazones como lo pintan en las películas.
—Tienes razón, no es como lo pintan en las películas. Hay peleas, discusiones...pero también hay perdón, hay salidas, hay besos, abrazos, eso es el amor Jimin. No es un cuento de hadas, debes ir cultivándolo cada día y cuidar de él, porque sino muere.
—En serio no esperé escuchar una metáfora tan infantil de su parte —se mofó, cruzando sus piernas y recostando su espalda al asiento en una posición relajada.
—Hablemos de Jungkook —dijo, ignorando el tono altanero que había utilizado el rubio un momento atrás—. ¿Quién es él para tí? ¿Qué sientes por él?
—Jungkook es un amigo.
—¿Solo eso?
—Yo...sí, solo eso.
Mordió su labio inferior mientras clavaba sus cerúleos orbes en los de Seulgi. Su mirada había cambiado desde que comenzaron las consultas, antes era inseguro y le temía a formar vínculos profundos, románticamente hablando. Ahora no, ahora su mirada brillaba en confianza y seguridad, y su mente había dejado de martirizarlo con el pasado y la fatídica relación de sus padres.
—Jungkookie es como...el maldito oxígeno para mí, lo necesito tanto. Siempre quiero que esté a mi lado, abrazándome, sintiendo el aroma de su shampoo de vainilla o escuchándolo reír a carcajadas mostrando su sonrisita de conejo tan preciosa. Sus ojos son como dos agujeros negros rodeados de mil estrellas, y me miran con el mayor cariño del mundo.
—Te das cuenta de lo que eso significa ¿cierto? —preguntó con sus comisuras elevándose discretamente y él solo pudo asentir, aún un poco incrédulo de su repentina confesión.
—Estoy enamorado de él, lo amo...mucho, de hecho.
—Me alegra ver que ahora eres capaz de decir lo que sientes sin entrar en una crisis y terminar llorando. Haz avanzado mucho Jimin.
—Gracias por todo, doc.
—No tienes nada que agradecer, solo hago mi trabajo —sonrió gentilmente—. Lo que no entiendo es que haces todavía aquí, corre a decirle a Jungkook lo que sientes por él.
Y ante esas palabras, fue como si su sistema nervioso hubiera dado la orden de aumentar la producción de adrenalina, porque pronto se encontró corriendo a toda velocidad por las aceras de Seúl en dirección a la casa de Jungkook. Alrededor de diez minutos después ya permanecía frente a la puerta del mencionado, con sus manos sobre sus rodillas respirando agitadamente, sus rubios cabellos pegados a su frente debido al sudor, y sus labios entreabiertos intentando captar la mayor cantidad de aire posible.
La puerta se abrió de pronto y tuvo a Jungkook observándolo, sorprendido de verlo ahí y en esas condiciones.
—¿Qué te sucedió? ¿Acaso estabas corriendo una maratón? —preguntó alzando levemente las cejas.
—Algo así —respondió, recomponiendo un poco su persona—. Tenía que decirte algo.
—¿Y qué es eso tan importante qué te hizo correr hasta aquí?
—Te amo, Jungkook —confesó de golpe, observando al menor entrar en una especie de shock, manteniendo sus ojos bien abiertos y su pecho apenas expandiéndose para captar aire.
Si bien en esos meses habían tenido un montón de citas nunca habían dejado claro el camino que tomaría esa relación en el futuro. No es como si hubieran vuelto a su antigua relación de follamigos, para nada, cuando más, habían llegado a besarse con toqueteos "inocentes" por encima de la ropa. Tampoco se habló nada de formalizar o algo por el estilo, por eso la repentina confesión le tenía tan aturdido. Jamás imaginó que Jimin le diría eso tan directamente, mucho menos con tan poco tiempo de haber iniciado sus sesiones con la psicóloga Han.
—Ji-Jimin... —balbuceó entrecortadamente, sientiendo su corazón latir rápido en su pecho y sus manos temblorosas. Los nervios iban a acabar con él—. Yo también te a-amo.
Un segundo después se encontraba acorralado entre la pared y el cuerpo firme del mayor, mientras este se apoderaba de sus labios en un beso apasionado y arrebatador que lo dejó sin aliento. Park se separó apenas, rozando sus narices y siendo casi palpable el aliento caliente del contrario contra su rostro, las finas y largas pestañas del rubio parecían revolotear con cada parpadeo y su respiración errática resonó en el pasillo de aquel edificio. Jimin algún día lo haría enloquecer.
—Se mi novio, Jungkookie —pidió el de ojos cerúleos con voz baja y completamente ilusionada.
El ceño del pelinegro se frunció y un momento después lo estuvo separando lo suficiente de su cuerpo como para poder respirar sin sentir el delicioso perfume adormecer su olfato.
—No, no quiero —contestó con un puchero cruzándose de brazos—. ¿Después de todo lo qué me hiciste sufrir vienes y te apareces aquí con una propuesta tan mediocre?
—Ju-Jungkookie...
—Jungkookie nada —le cortó—, más te vale que para la próxima te esfuerces o en verdad voy a enojarme.
—¡Cla-claro! —exclamó sonriendo—. ¡Idearé algo genial, ya lo verás! ¡Será la mejor propuesta del mundo!
Fue lo último que dijo antes de adelantarse a dejarle un simple besito en sus labios y salir corriendo nuevamente fuera del edificio, sin hacer caso a los llamados del pelinegro.
—Pero Jimin...no me refería a ahora mismo —profirió negando con la cabeza y una pequeña sonrisa abriéndose paso en su rostro—. Tonto Jiminie, solo bromeaba.
Y seguido de eso cerró la puerta de su apartamento, esperando ansiosamente a que el rubio apareciera nuevamente para pedirle ser su novio.
Perdóóóón, hace mucho que no actualizo esta historia, y en realidad no tengo excusas.
¿Me creerían si les digo qué la había olvidado por completo? No fue hasta que recibí una notificación que vine a recordar que aún no estaba terminada 😅
Aquí está el cap final, debo decir que me gustó muchísimo. Aún falta el epílogo, no podemos terminar sin saber que propuesta inventará Jimin ¿no?
Nos leemos pronto. Voten y comenten 💜
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Todo lo que necesito (JiKookmin)
FanfictionJimin es un casanova que no quiere saber nada de amor ni relaciones. Jungkook es un chico dulce, que vive con el anhelo de encontrar a su otra mitad. Ambos mantienen una relación basada en sexo, sin embargo, a este último se le hace imposible no ca...