¿Un nuevo nombre?

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ALTHAIA

-Espera, ¡¿qué?! -chillé.

-Pero dijo Althaia Volante. Esa parte sigue sin tener sentido para mi. Soy Celano- Toda esta situación no tenia ningún sentido para mí. ¿Se suponia que yo estaba muerta? ¿Qué carajo?

-Celano es el nombre que tu madre y yo decidimos que tuvieras para que la gente no pudiera localizarnos fácilmente. Nunca te puse el apellido Volante porque quiero proteger a la única hija que tengo-. Dijo mi padre con firmeza.

Ah. Entonces, eso era lo que quería decir con que yo estaba causando problemas. Ahora tiene sentido. Pero, para ser justos, ¿cómo iba a saberlo?

-No podia arriesgarme a que fueras por ahí presentándote como Volante Se correría la voz y te encontraría enseguida para conseguir lo que quiere- Suspiró y apoyé la cabeza en las manos mientras el dolor de cabeza empezaba a aumentar. Esto era mucho que asimilar. Me habian dado mucha información y tenia un milón de preguntas que hacer.

-Entonces... -Me quedé pensativa, con la cabeza entre las manos.

- ¿Significa eso que ahora corro algún tipo de peligro? ¿Debería preocuparme? -Volvi a mirar a mi padre y estaba segura de que ahora parecia una niña perdida. Si mi padre había fingido mi muerte, eso significaba que ese hombre era realmente peligroso. Sabia que le pasaba algo. Era demasiado guapo y sexy para ser un hombre cuerdo.

Los ojos de mi padre se suavizaron. -No tienes que preocuparte por nada Por eso Cara se va a casar con la familia. Es una garantia para ambas familias- Me levanté bruscamente cuando dijo eso. ¿Estaban regalando a Cara como si fuera una ofrenda de paz?

- ¡¿Qué?! ¡Eso es una mierda!- Estallé en incredulidad. Debía de ser una broma de mal gusto. Tenia que serlo.

- ¡Cuida tu lengua!-- Dijo con severidad y se levantó también.

-¡Estás enviando a tu propia sobrina a los brazos de psicópatas!- Exploté de pura rabia.

-Ella sabe en lo que se está metiendo, y accedió encantada- replicó mi padre.

No me digas. Su padre era un completo maníaco. Por supuesto, ella haría cualquier cosa para alejarse de él, incluso si eso significaba estar con otro psicópata. Cualquiera era mejor que su propio padre.

-¿Eso significa que confías en ellos ahora que Cara se va a casar con la familla?- Pregunté una vez que me había calmado un poco.

-No, no confío en ellos ni un poco. Especialmente Damiano. Es el diablo-. Espetó y me quedé boquiabierta.

-¡¿Entonces que sentido tiene que se case con uno de ellos?!-. Se me cayeron los brazos a los lados. Esto se estaba volviendo ridiculo.

-Si él es el llamado Diablo, entonces ¿por qué envias a Cara a sus brazos, eh?- Mis ojos se entrecerraron mientras mi ira volvía con toda su fuerza.

-Aveces hay que hacer sacrificios por un bien mayor-. Dijo con calma.

-¿Qué bien mayor? ¿ ni siquiera te importa que puedan matarla por lo que más quieran? -Mi dolor de cabeza ya era una migraña. Mi padre suspiró y negó con la cabeza.

-Escucha, hay cosas que no necesitas saber. Esta conversación termina aquí- Dijo, sin dejar lugar a discusión.

-Esto es una gilipollez-. Murmuré en voz baja. O eso creí, porque mi padre me miró con dureza y rápidamente cerré la boca. Se acercó a mi y me puso una mano en la mejilla.

-No quiero involucrarte aún más en este lio-. Dijo suavemente mientras me acariciaba la mejilla. Asentí con la cabeza. No tenia sentido seguir discutiendo con él... No iba a contarme los detalles. Por ahora, no sabía si debía estar enfadada o agradecida por ello.

-Todavia tienes que dar algunas explicaciones -murmuré con amargura. Me dedicó una pequeña sonrisa y me miró a la cara.

-Realmente te has convertido en una hermosa jovencita. La mia bellissima figlia-. No pude evitar el calor que llenó mi cuerpo cuando dijo eso. No ha sido un gran padre para mi, pero una parte de mi siempre le ha echado mucho de menos. Lo rodeé con mis brazos y lo abracé con fuerza sin pensarlo.

Por mucho que quisiera enfadarme con él por no haber intentado siquiera estar en mi vida, a la niña que había en mí, que añoraba a su padre, no le importaba en ese momento. Lo que contaba era que estaba aquí, delante de mí, y no me rechazaba como yo había temido.

Mi padre soltó una risita mientras me rodeaba con sus brazos y me besaba la coronilla. Decidí que todo lo demás podia esperar y simplemente disfrutar de este pequeño momento con él. No era exactamente la reunión familiar que esperaba, pero tampoco esperaba que ocurriera todo lo demás.

-Awh mira eso. Una reunión padre-hija- Dijo Michael con una voz casi tierna.

-Oh rayos, olvidé que aún estabas aquí- Me reí mientras desenvolvía los brazos de mi padre, y Michael se limitó a hacerme un puchero.

-Deberia encontrar a Cara y disculiparme por arruinar su fiesta -me interrumpí mientras hacia una pequeña mueca. Esperaba que no estuviera demasiado enfadada conmigo. Me volví hacia Michael. - ¿Me llevas al hotel? Supongo que ahora no hay mucha fiesta.

- ¡Claro! Te acompaño a buscar a Cara y luego te llevo de vuelta-. Me sonrió.

-Deberias pasar la noche aquí y no en un hotel- Dijo mi padre.

-Gracias, pero ¿quizás en otro momento? Siento que mi cabeza está a punto de explotar, necesito un poco de tiempo para mí. Además, todas mis cosas están allí-. Asintió modestamente a pesar de su decepción. La verdad era que aún no me sentía lo suficientemente cómoda como para pasar la noche aqui, y realmente necesitaba estar sola para digerir toda esta nueva información que me acababan de arrojar a la cara...

Me despedí de mi padre, y con Michael, salimos de la oficina, ahora en busca de Cara. Pero no pude evitar que mi mente vagara hacia cierto Diablo de ojos dorados y marrones, de nombre Damiano y su promesa de que tendríamos una charla pronto.

El corazón me dio un vuelco y me entraron escalofrios sólo de pensar en él.

(⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥

Posesivo: El Fuego Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora