Dos veces en una noche

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ALTHAIA

Parpadeé una vez.

Entonces, un sonido que ni siquiera describiría como un grito escapó de mi boca. Me di la vuelta torpemente y caí al suelo antes de volver a levantarme y correr lo más rápido que me pude hacia el cuarto de baño. Cerré la puerta de golpe y eché el cerrojo rápidamente.

Apoyé las manos en la puerta para asegurarme de que no pudiera entrar. En ese momento, respiraba tan fuerte que estaba segura de que en la habitación de al lado podían oírme, pero no me importaba. Tenía asuntos más urgentes en este momento. Como que no me mataran.

Grité cuando de repente llamaron a la puerta.

-Eso fue muy dramático de tu parte, Althaia- dijo con una pizca de diversión en su voz. Me quedé boquiabierta.¿Dramático? ¿Me estaba tomando el pelo? Era él quien tenía la pistola y amenazaba con disparar si nos movíamos. En todo caso ¡él era el dramático!

-No me costará nada tirar esta puerta abajo si no sales- El diablo me hablaba como si mantuviéramos una conversación casual.

-Me gustaría quedarme aquí dentro...- le dije con la voz ligeramente temblorosa. Me estaba machacando mentalmente por no tener mi teléfono conmigo ahora mismo para pedir ayuda.

-Sal. Ahora mismo- ya podía oír lo molesto que estaba.

-¿Cómo sé que no me dispararás en cuanto salga, eh?- intenté preguntar con un tono firme y desconfiado, pero mi voz no me lo permitió con su temblor.

Se quedó completamente en silencio.

-¿Lo dices en serio, joder?- Le grité y golpee la puerta con el puño.

-Si quisiera dispararte- dijo con calma.

-Ni siquiera habrías llegado al baño. Esta puerta tampoco me habría impedido dispararte. Simplemente puedo meterte una bala a través de la puerta- me aparté rápidamente de la puerta. No había pensado que pudiera dispararme a través de la puerta. Especialmente, cómo estaba prácticamente presionando mi cuerpo contra la puerta para mantenerlo fuera.

-Sal. No tengo toda la noche- me ordeno.

¿Por qué? ¿Por que tiene que matar a otras persona?

Miré a mi alrededor en el baño, tratando de ver si había algo que pudiera usar para defenderme al menos. ¿pero qué se suponía que debía usar? ¿Apuñalarlo con un cepillo de dientes? Respiré hondo y, lo más despacio posible, abri la puerta. Pero aún no la abrí. Pasaron unos instantes y aproveché la oportunidad para salir para abrir la puerta de un tirón y salir corriendo.

Bueno, intenté correr de todos modos. Inmediatamente me agarró cuando intenté pasar corriendo a su lado.

-¡Suéltame! - Intenté con todas mis fuerzas escapar de sus brazos, pero me tenía agarrada como si fuera de acero. Era imposible zafarse.

Damiano suspiró mientras yo seguía retorciéndome contra él y él me cargaba como si no pesara nada. Nos acompañó hasta el salón y me dejó caer en el sofá donde antes se había sentado él. Llamaron a la puerta con un "servicio de habitaciones" seguido. El camarero entró con el carrito de servir y empezó a colocar diferentes platos en la mesa. Demasiados platos.

Yo no pedí todo esto.

Antes de que pudiera decir nada, el camarero sacó una botella de champán y la sostuvo con elegancia para que Damiano la viera, y yo até cabos.

-¿Es de su agrado, señor Bellavia?- Damiano miró la botella y asintió con un gesto inexpresivo. El camarero sirvió champán en dos copas y devolvió la botella a la cubertera cubitera.

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⏰ Última actualización: Oct 29, 2023 ⏰

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Posesivo: El Fuego Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora