*Segunda parte de Asistiendo al Idol*
Woo Yun Ji asumió que le gusta JungKook, es más, siente que lo ama tanto como él a ella.
Ella sigue bajo contrato en Hybe siendo la asistente, Jk sigue siendo cada vez más exitoso y su debut como solista se ace...
—Que las costuras sean recubiertas con algodón, si quedan expuestas le molestan en la piel— le hablé a la modista que estaba en la mesa viendo las telas.
—Costuras recubiertas— anotó en su tableta — ¿Algo más? — me miró de reojo.
— La pretina del pantalón, que no sea tan ajustada y el es una talla medium ajustada pero le gusta utilizar una más grande— lo miré a la distancia como le tomaban medidas.
— Tranquila, no tendrá que correr con el traje, será para la toma en un ataúd— sonrió la mujer y se giró para hablar con la chica que terminaba de tomar las medidas.
Estábamos a buen tiempo para el asunto del vestuario, diría que estábamos bien adelantados, pero es que entre los viajes y las grabaciones seguramente lo del vestuario quedaría para el final y no nos convenía.
—¿Todo bien JungKook?— me acerqué para conocer su estado, llevaba unas horas sobre una tarima y parecía cansado.
— Todo bien gracias, quisiera una ensalada de frutas en el camerino por favor, creo que ya terminamos aquí— miró a las dos mujeres que estaban haciendo pruebas de telas.
— Sí, solo 20 minutos más y estamos listas— me miró la muchacha más joven.
— Bien, voy por la ensalada— sonreí amable y salí de la sala rumbo a la recepción, mientras bajaba por el ascensor pedí una ensalada de frutas al lugar de siempre.
Volver al trabajo luego de estar días tan cercanos, entre caricias, risas y buen sexo resultaba una tortura.
Fingir cordialidad y lejanía era irónico ya que esta mañana me tomó bastante tiempo ocultar un moretón que tenía en el cuello de la noche anterior.
Cuando volví a la sala JK ya estaba en el camerino. Golpee la puerta e ingresé mientras se estaba cambiando y cerré la puerta con seguro por si alguien se atrevía a entrar por error.
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—Su ensalada de fruta— dejé el recipiente en la mesa frente a él mientras se acomodaba la hebilla de su cinturón.
Él se acercó a mí y me dio una nalgada sin decir nada, abrió el recipiente y sacó unas uvas, puso una en mi boca acaparando mi atención.
— No hay cámaras aquí Bossy, no te preocupes— sonrió y se sentó para colocar sus zapatillas.
—Aún así hay que cuidar que no vean eso— mastiqué la uva con gusto y saque otra.
—Si nos hubieran visto anoche— sonrió coqueto — ¿Cómo va tu cuello ?— se levantó a ver la marca tras el cabello que lo cubría, a pesar del maquillaje igual se lograba apreciar — Lo siento— dejó un beso sobre el hematoma y volvió a besar pero esta vez de una forma más erotica — Puedo hacerte otro en otro lugar ahora— susurró a mi oído.