5. Oh My God

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Desperté con el sonido de mi puerta siendo golpeada. Mientras me frotaba los ojos con la sábana me levanté en busca de algo para parecer menos adormilada; con un sweater bastó. Luego regresé a la cama.

—Entren —invité a la persona al otro lado de la puerta.

Mi madre entró a la habitación sosteniendo una bolsa que parecía contener el desayuno. Su sonrisa era radiante.

—Buenos días, hija. ¿Cómo estás? —me saludó con cariño.

—Hola, mamá —me senté en la cama para verla mejor—Estoy bien. ¿Y cómo está todo en casa?

—Todos están bien. Tu hermano te envía saludos; está emocionado por presentarte a su nueva novia—me entregó la comida con cariño.

Me alegró saber que todo estaba en orden y que mi hermano había encontrado el amor. Mi madre se acercó y me observó detenidamente, su mirada me hizo sentir un poco incómoda.

—Luces diferente —sonrió— ¿Qué hiciste anoche?

Su pregunta me sorprendió mientras tenía un bocado en la boca. Tragué con cuidado y luego tomé un sorbo de la bebida antes de decidir qué responder.

—¿Por qué lo preguntas? —suponía que ella sabía algo y quería estar preparada para dar una respuesta adecuada.

—Me enteré de que saliste anoche —dijo con curiosidad.

—Bueno, simplemente salí a cenar con alguien. No quería quedarme encerrada toda la tarde —traté de ocultar la emoción que aún sentía por esa noche especial. Me sentí aliviada de que no hiciera más preguntas al respecto.

Vi cómo mi madre abría las persianas de la habitación, y noté que había mucho sol afuera, lo que me sorprendió porque no sentía que había dormido mucho.

—¿Qué hora es? —pregunté mientras buscaba mi teléfono entre las sábanas.

—Son las 10 a. m. —dijo con calma.

—Dios mío, es muy tarde. ¿Por qué nadie me despertó? —me levanté de prisa, sin quitarle la vista a mi móvil que apenas se estaba encendiendo.

—Pensé que ya lo sabías, hoy es tu día de descanso. Por eso vine hoy para pasar el día juntas —explicó, y su sonrisa era un bálsamo reconfortante.

Tenía tantas cosas en mi mente que ese detalle se me había pasado por completo.

—Claro —respondí con alegría—. Deja me alisto y revisó algunos detalles mientras organizas lo que haremos hoy.

Ella salió de la habitación, y rápidamente revisé los correos que había recibido sobre la organización del próximo lanzamiento. Luego, escuché cómo mi teléfono se inundaba de notificaciones entrantes. Al ver que eran mensajes de Travis, una sonrisa enorme se dibujó en mi rostro.


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