Las cosas han cambiado muy rápido, yo sé que quería un cambio. Por eso me mude, pero esto es exagerado, recuerdo mi fiesta de despedida, cuando mi pequeña hermana Sofía lloraba por que no quería me fuera de casa, que fuera a México por las mañanas y en la tarde regresara para llegar a la cena y hacerle de postre las crepas que tanto le gustaban, tuve que prometerle que en cuanto terminaran las clases regresaría a toda prisa y le prepararía un banquete de postres solo para ella.
En la cena me acompañaron mis padres, mis dos hermanos y Enrique. Solo faltaba Mónica mi hermana mayor que siempre solía llegar con un "leve" retraso de un par de horas.
Al terminar la cena todos nos fuimos a la sala de estar para abrir los obsequios mientras comíamos el postre, tarta mousse con chocolate blanco cerezas y te matcha. Algo sencillo que aprendí el verano pasado. al parecer Sofía se encontraba mucho más entusiasmada que yo.
-Santi! Venid a abrir la puerta, Santi!-
Gritaba Mónica desde afuera y Enrique que después de haber estado desparramado en el sofá muy aburrido tomo nuevas fuerzas al oír aquella voz, mientras hacía a un lado el postre se comenzó a acomodar el cabello, la chaqueta y se acomodó el mismo en sofá.
Enrique mi mejor amigo que me acompañaría a estudiar gastronomía en México como estudiantes de intercambio.
Mamá fue a abrir mientras yo comía el postre, una vez que Mónica llego a la sala con el plato de comida y postre, mi madre me quito el postre de las manos para que comenzará a abrir los regalos.
-abrid primero el mío hijo-
El primero fue el de mi madre, era la caja más enorme que había en ese lugar, dentro se encontraban platos, cuchillos, utensilios de cocina, sarteneros y ollas, todo lo necesario digno de un buen cocinero; no pude evitar abrasarle si alguien sabe lo que en realidad me gusta esa es mi madre, sin mencionar que le fascinaba la idea de que estudiara gastronomía.
- joder, cariño, ahora mi regalo parece basura a comparación de vuestro-
Dijo mi padre sacando de su bolsillo con una sonrisa el famoso anillo de cobre que solo consta de una tuerca y llave soldados... si es que a eso se le puede llamar anillo. Lanzándome la maldita indirecta de que debería casarme pronto.
-este anillo perteneció...
Estuvo a punto de contarnos la larga y tediosa historia de cómo el tátara, tátara, tátara abuelo había construido el anillo y el propósito. Solo pudo escucharse el suspiro exasperado de mis hermanos y Enrique así de desesperante era. No es que fuera una mala historia, era muy tierna de hecho, y a papa le encantaba contarla, es por eso que cualquier excusa era buena para contar la historia, y cada reunión familiar la recordábamos, es por eso que todos la teníamos bien aprendida.
No tardó mucho en que mamá saliera al rescate.
Sofía me había regalado un hermoso dibujo retratando a la familia en técnica de crayola, mi querido hermano Nicolás me dio unos calzoncillos de estampado de baloncitos de futbol.
Mónica me había pedido que la acompañara afuera por mi regalo, afuera había un hermoso Mustang negro. me hizo creer por un instante que era mío, cambio cuando de la cajuela saco una caja envuelta en papel navideño y un moño rosa adornando la caja haciendo notar el improvisado reciclaje; podía gastar una fortuna en un deportivo nuevo, pero no podría pagar una envoltura decente en el regalo de su hermano que estaba a punto de viajar en otro país.
-¿y, no piensas abrirla?-Dijo Mónica de brazos cruzados
Rompí la envoltura para después abrir la caja encontrándose con muchas coca-cola's dentro
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Surviving
RandomLa muerte era algo normal, algo que pasa siempre al final después de haber vivido, en la mayoría de los casos, una vida buena y digna, ahora querer ser un anciano es solo una ilusión. El ser humano es frágil, solo hace falta una falla en cualquier p...