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{narrador omnisciente}

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{narrador omnisciente}

Daella estaba sentada junto a Lucerys, mientras veía a Aemond y Aegon hablar a lo lejos.

Si podía entender bien, Aemond regañaba a Aegon por algo que paso en la mañana o algo así. Y este lo regañaba a él por según "no beber lo suficiente".

—Dae. ¿Te pasa algo? Desde la audiencia te noto destraida.

Le pregunto Lucerys a su hermana, la cual solo sonrió.

—Estoy bien Luke, no te preocupes...

Sonrió Daella mientras ponía una mano en la espalda de Lucerys.

El rey Viserys fue anunciando, todos se levantaron de sus sillas para recibirlo.
Cuando el demacrado rey fue colocado en el lugar entre Alicent y Rhaenyra, Daella suspiro viendo a su abuelo.

La cena concurrió con normalidad, Daella y Lucerys hablaban animadamente pero en voz baja.
Sin embargo, algo que no pasó por desapercibido Daella fue que Aemond no hablo durante casi toda la cena.

"Luce solo... yo podría hacerle compañía."

Penso la castaña, para después volver su atención hacia su conversación con Lucerys.
Todo hiba bien, inclusive Jacaerys había invitado a bailar a Helaena. Hasta que pusieron un cerdo frente a Aemond, a lo cual Lucerys empezó a reír.

—Lucerys no.

Intento advertir Daella antes de que Aemond golpeara su puño contra la mesa, levantandose de la silla con su copa en la mano.

—He de decir lo afortunado qué me siento de estar presente en esta... grata, cena. Sin embargo, creo que mi anuncio es importante. He encontrado a una mujer con la que me encantaria compartir mi vida, una mujer que se ha convertido en una belleza desde la última vez que la vi... Es un honor para mí anunciar mi compromiso con la princesa Daella, mi sobrina...

Golpe bajo para Lucerys.

La respiración de Daella se entrecorto, buscando ayuda con la mirada, viendo a su madre.

—Mi hermana no se casara contigo.

Exclamó Jacaerys, acercándose a Aemond el cual de misma forma se acercó a él, dando una sonrisa burlona ganándose un puñetazo de Jacaerys el que apenas hizo voltear el rostro del mayor.

—¡Jacaerys!

Exclamó Daella cuando vio a su mellizo caer al suelo por un empujón de Aemond. La castaña se levantó con intención de ayudar a su hermano, pero el rostro de Lucerys fue estrellado contra la mesa por Aegon.

Daella con todas las fuerzas que pudo empujó a Aegon, haciéndolo retroceder unos buenos pasos y ayudando a su hermano menor a reincorporarse.

Los guardias alejaban a los principes Velaryon de Aemond, cuando Daemon se puso frente a Aemond, calmando la situación.

—Madre... ¿Es cierto..?

Susurro Daella en dirección a su madre, la cual solo trago saliva, acariciando el brazo de su hija.

—Ve a tus aposentos Daella, ahora.

Ordenó Rhaenyra.
Daella solo asintió para caminar fuera del comedor, levantando su vestido para poder bajar los escalones qué conducían fuera de la sala.

Daella podría apostar qué los pasillos estarían totalmente oscuros si no fuera por las escasas antorchas qué estaban sujetadas a la pared.
El frío se empezaba a hacer notar, la castaña levantaba su vestido en un intento de poder ir más rápido hacia sus aposentos sin la preocupación de pisar la falda y caer. Una presencia detrás de ella se hizo notar, el aura se volvió aun más pesada y Daella detuvo su paso ante esto.

—Es un gusto volverte a ver después de tantos años... Sobrina.

Los ojos de Daella se abrieron ligeramente, la misma voz que había causado todo el descontrol dentro del comedor estaba justo detrás de ella.
La Velaryon acomodo su cabello para darse la vuelta, quedando frente a quien suponía, su tío Aemond.

—Tio Aemond, no sabía que los dioses le habían profesado su matrimonio conmigo, por que ni siquiera yo estaba enterada.

Sonrió con burla Daella, antes de ver el esbelto cuerpo de su tío estamparla contra una pared.
La delgada mano de Aemond fue a parar al cuello de Daella, apretando ligeramente.

—¿Acaso no lo sabes? Sobrina. Mi madre y la tuya estuvieron más que encantadas en unir nuestras casas y acabar con la exhaustiva rivalidad entre ellas.

Dijo Aemond.
La mano de Daella tomo fuertemente el antebrazo de Aemond, haciendo que el hombre dejara de apretar el cuello de la castaña.

—Solo tienes catorce...

Murmuro Aemond jugando con el collar de acero Valyrio de Daella. La castaña recargo su cabeza en el muro donde el peliblanco la había acorralado previamente, gimiendo ante el contacto de su tío en parte de su pecho.

—Creo que puedo reconocer bien este collar.

Murmuro de nuevo el mayor, ganándose una mirada de Daella.

Aemond llevo su pulgar hacia los labios de Daella, acariciando la suave piel ligeramente roja.

Daella no estaba incomoda, disfrutaba de la situación en la que su tío la había puesto, pero la voz de su madre y la de Daemon por los pasillos cercanos la hicieron entrar en razón.
La mirada de Daella hacia Aemond claramente indicaba qué debía soltarla, pero al ver que el hombre parecía no importarle, tomo medidas un poco más... drásticas.

—¡Agh!

Gruño el hombre después de que Daella le mordiera la mano.

Aemond veía su mano, observando las marcas de los dientes de Daella.
La castaña vio de reojo la mano de su tío, para luego correr hacia sus aposentos.

—Esta jodidamente loca...

Murmuro Aemond viendo a Daella correr.

Al llegar a estos, Daella solo pudo recargarse en la puerta tras de ella y caer sentada al suelo.
¿Enserio le acababa de morder la mano a su... "prometido"?
La castaña suspiro, levantandose del suelo mientras caminaba hacia el gran espejo qué había en sus aposentos, acomodando sus ondas y revisando qué no tuviera ninguna mancha en su rostro.

"Qué noche..."

Penso Daella mientras Fakria la vestía con un fino camisón de seda color melocoton, el cabello de Daella fue recogido en un moño improvisado para que la misma pudiera recostarse en la cama y caer rápidamente ante los efectos de morfeo.






































































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TRAITOR ~fanfic Aemond Targaryen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora