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Disclaimer: los personajes de SnK no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama.

Advertencia: lenguaje vulgar, lime. AU.

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Alma dinamita
Diez
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Llegó al aeropuerto de Alemania casi al mediodía y fue recibido por Moblit, quien lo esperaba a la salida con un cartel que llevaba su nombre escrito en letras grandes y claras. El viaje había sido incómodamente silencioso, y su chofer le había dado espacio para procesar sus pensamientos mientras observaba el paisaje rural de Alemania desde la ventanilla. La cabaña de Hange, rodeada de exuberante vegetación y atravesada por grandes ventanales que dejaban entrar la luz natural, se erigía ante él, imponente y enigmática.

Moblit llevó su equipaje a la sala de la casa. El lugar estaba decorado con una mezcla de elementos modernos y rústicos. El mobiliario de madera natural y los colores terrosos creaban un ambiente acogedor y cálido. No pudo evitar notar la ausencia de ruido, aparte del suave murmullo de la naturaleza que penetraba por las ventanas abiertas. Seguramente a Hange le gustaba trabajar en silencio, sin interrupciones ni el agobiante sonido de la ciudad.

Con un gesto de la cabeza, Moblit indicó que lo esperara y se dirigió hacia una puerta que llevaba al estudio de Hange. El hombre regresó poco después, con una expresión de preocupación en el rostro.

— La Señorita Zöe está en el estudio desde el funeral. No ha salido, ni siquiera para comer —informó Moblit en voz baja—. Parece que tuvo un pequeño accidente con la pintura esta mañana y salió a ducharse pero volvió a encerrarse. ¿Podría intentar sacarla de ahí? Estoy seguro de que estaría encantada de verte.

Asintió con gratitud y siguió a Moblit hasta la puerta del estudio, posteriormente, Moblit le sonrió antes de volver a la sala. Se quedó de pie frente a la puerta del estudio, nervioso por lo que vendría a continuación. Había anhelado este momento, el reencuentro con Hange después de meses de comunicación a distancia, pero ahora que estaba allí, se sentía inquieto. Noches enteras de mensajes, llamadas, películas compartidas y mensajes eróticos habían tejido un vínculo entre ellos, pero ¿cómo sería en persona luego de meses? ¿Estarían tan conectados cara a cara como lo habían estado a través de las pantallas?

Tomó una inhalación profunda y finalmente giró el pomo de la puerta, abriendo la entrada al estudio de Hange. El espacio estaba bañado en luz natural, con enormes ventanales que mostraban la impresionante vista del paisaje exterior. Hange estaba sentada en el suelo, mirando por el ventanal hacia el frondoso bosque que se extendía detrás de su casa. Su cabello alborotado le daba un aspecto despreocupado pero cautivador.

El caballete estaba sujeto al suelo, y allí, frente a él, había un lienzo con una figura de un ángel triste sujeto por cadenas. La expresión en el rostro del ángel parecía reflejar la misma melancolía que Hange sentía en ese momento.

Cuando Hange se dio cuenta de su presencia en el umbral de la puerta, sus ojos se abrieron sorprendidos, y su rostro se iluminó con una sonrisa cálida.

— Levi —susurró su nombre como si fuera una melodía, dejando de lado todo lo demás y corriendo hacia él. Se abrazaron con fuerza, como si el mundo entero desapareciera a su alrededor. El aroma familiar de Hange llenó sus sentidos, y la sensación de tenerla cerca después de tanto tiempo lo hizo sentir completo. El tiempo se desvaneció mientras se sostenían en ese abrazo.

— Lamento la tardanza.

Hange negó con cariño, sellando sus palabras con un beso apasionado. Juntaron sus frentes y se quedaron en silencio, compartiendo la calidez y la compañía del otro.

Alma dinamita |LeviHan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora