A Elsa siempre le habían enseñado todo lo necesario para poder reinar Arendelle el día que cumpliera la mayoría de edad, pero ahora sentía como si todos esos años se hubieran esfumado de su mente y estuviera en blanco. Los papeles ordenados frente a ella seguían intactos desde que se metió en la oficina real para intentar comenzar con el nuevo trabajo. Sus dedos enguantados golpeaban la mesa, se estaba aburriendo un poco.
Quizás...
Aquella sensación de hormigueo volvió a estar presente en sus dedos de solo pensar en su secreto.
Tal vez si ella solo...
El pensamiento de quitarse los guantes y distraerse un poco con los copos de nieve, que ella misma lograba crear, era algo que venía dándole vueltas en la cabeza desde la mañana. Haber desayunado y, luego, dar un paseo con Hans la había logrado distraer un poco. Pero ahora estaba sola, nadie la iba a interrumpir en un largo rato. Se levantó solo para poner el seguro en la puerta, quería estar segura de poder usar su magia sin ninguna interrupción de por medio. Titubeó un poco antes de quitarse el guante y mover sus dedos de forma sencilla, podía sentir la magia viajando por sus dedos hasta alcanzar las puntas de estos y formar pequeños copos de nieve a su alrededor.
Por un momento, se sintió libre.
Movía sus dedos con gracia, feliz de ver la nieve danzar entre ellos y formar algunas pequeñas montañas sobre su escritorio. Se distrajo por tanto tiempo que no escuchó la voz de Kai llamándola.
Los insistentes golpes en la puerta la alertaron y volvió a colocarse el guante, intentando deshacerse de todo el rastro de nieve de su escritorio.
– ¿Reina Elsa? ¿Su majestad, está bien?
Era Hans.
– ¿Por qué no responde? – preguntó el príncipe.
– ¿Su majestad? – Era Kai, seguía golpeando la puerta – ¿Puedes oirnos?
– ¡Si! – gritó Elsa, su voz sonaba temblorosa – Un momento, por favor.
¿Cuánto tiempo se había distraído?
Quitó el seguro y se encontró a los dos hombres frente a su puerta.
– ¡Ah, mire esto! – dijo el duque, apareciendo de la nada – Nos tenía muy preocupados, majestad.
Elsa lo miró unos segundos, ¿Qué estaba haciendo allí?
Se ajustó las gafas con montura metálica y la miró por encima del borde de su amplia nariz. Usaba una vestimenta tal como el día anterior, solo que era un poco más informal por la falta de medallas.
– ¿Se encuentra bien, majestad? – preguntó Hans.
– ¡Ah, el amor joven! – interrumpió el duque y Hans tosió un poco – La pareja que hacen es muy bella...
– Creo que deberíamos dejarlos solos un poco, anoche no tuvieron mucho tiempo para hablar – sugirió Kai intentando distraerlo – ¿Por qué no me acompaña al jardín? Estarán sirviendo el almuerzo allí, es un hermoso día.
«Por favor, por favor.» rogó Elsa en su mente
El duque lo ignoró.
– Solo estaba pensando en cuán eufórica estará la gente al verlos juntos públicamente, es decir, ayer no solo obtuvieron una reina, sino que también pueden obtener un potencial rey. Como dijo usted, señor, hoy sería un buen día para anunciar su unión. ¿No les parece?
Elsa se sonrojó, Kai se movió incómodo y Hans miró hacia otro lado.
Se estaba cansando del duque y su insistencia por una unión entre ambos, aquello no estaba en su mente. Además, ella y Hans habían desarrollado una encantadora amistad que tal vez podría volverse más, pero primero tenía que pensar en el reino.
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Frozen Heart | Elsanna
Fanfiction¿Quién diría que la persona que menos esperaban salvaría el reino? Anna nunca pensó que su vida cambiaría por completo cuando tropezó con un príncipe, se metió en el castillo y terminó junto a Kristoff buscando a la reina para recuperar el verano...