3. Foto

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—¡Sigan de frente! —gritó la voz en su oído— El semáforo parpadeará en verde, en cuanto estén cerca, para que crucen.

—¿Estás seguro? —preguntó Bangchan, no muy convencido de confiar en el desconocido.

—Mantengan el ritmo y lo conseguirán —intervino Han Jisung en la línea—, ¿cierto?

La duda, que no debió haberse escuchado tras las palabras de apoyo, y dirigida al hombre llamado Lee Know, le enfrió la sangre.

—¡Han! —lo regañó.

—¡Lo siento! Estoy haciendo mi mejor esfuerzo —se quejó el secretario—. Ten en cuenta que es mi primera vez coordinando un secuestro.

—No es un secuestro si los involucrados están de acuerdo —lo corrigió Seo Changbin, sumándose a la interacción.

El cruce de peatones quedó a la vista, el semáforo peatonal verde de un muñequito caminando lento, alargándose, y el vehicular en rojo, unos confusos conductores y peatones asimilando el incorrecto funcionamiento de estos.

La luz verde del cruce empezó a ir más rápido.

—¡No lo vamos a lograr!

—¡Si lo van a lograr! —gritaron al unisón Seo Changbin y el amigo de Felix, saturando la línea.

—¡Si no lo hacen se mueren atropellados!

El apoyo de Han, como siempre, certero.

—¡Tú cállate! —recriminó Hyujin, desde su puesto— Si no vas a ayudar, no hables.

Han Jisung y Hyunjin Hwan no se conocían de frente, no se habían visto ni tratado más que a través de las llamadas y mensajes ayudándolos a organizar un escape digno de k-drama, junto con Lee Know, un hacker que sabrá dios de dónde sacó el omega de último momento, y que parecía muy habituado a meterse en los servidores públicos; y en ese corto contacto surgido de la necesidad, entre los dos nació con sorprendente naturalidad un desagrado mutuo, que incluso en esas circunstancias salía a flote.

—¡Vamos! —gritó Felix, en cuanto notó que el vicepresidente disminuía la velocidad.

Girando el rostro para ver al omega dominante con el que llevaba tres cuadras tomado de la mano, yendo al frente abriendo paso entre la multitud que se apartaba sorprendida por ver una hermosa pareja huyendo de un grupo de gorilas en trajes negros, esperando encontrarse con una cámara en pleno rodaje; notó a sus persecutores a unos metros de distancia, y el cabello platinado de su acompañante adelantándole y cambiando posiciones.

Bangchan resintió el jalón que lo instigó a aumentar la velocidad, ignorando por completo el peligro implicado en el parpadeo del semáforo, a favor de lo extraño que era que un omega superara el promedio de estatura de estos, colocándose a la par de él, con apenas un centímetro de diferencia, ¡ganándole! Si no fuera por su constitución esbelta, sin problemas Felix podría pasar por un alfa. De hecho, por SU alfa.

Un pie en el paso de cebra con los últimos parpadeos, bocinas sonando y el tráfico avanzando a centímetros de sus espaldas por una de las calles más concurridas de Seúl, quedando, del otro lado, el grupo de guardaespaldas; le dieron una excusa para no seguir la línea de pensamiento superficial en la que se refugió momentáneamente.

Una vez a salvo en la acera contraria, deteniéndose un segundo, Bangchan alargó una sonrisa en su rostro, borrada en cuanto Felix volvió a tirar de él, adentrándose en el flujo de peatones.

—¿Está listo? —preguntó Felix por el manos libres a través del cual compartía llamada con el resto.

—Lo está —respondió Hyunjin—. I.N. te estará esperando en la entrada de la tienda. Lo reconocerás por las gafas rojas.

Hasta Que El Divorcio Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora