10. Café

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—Tenemos que ir o perderemos el rastro.

—Felix no puede moverse —señaló Seungmin, a quien Kim Jaejoong reveló como su hermano, y como un integrante más del equipo, una sorpresa que, por la urgencia de la situación, quedaría pendiente para más tarde en la lista de Felix—, y I.N. sería un riesgo que se nos uniera, dadas las circunstancias. Nuestra fachada quedaría expuesta si, de pronto, todos desaparecemos.

—Si no lo hacemos, el "diamante" estará en riesgo —el hacker alargó la coma, moderando el tono de su voz que se elevó unos decibeles—, sin mencionar el desperdicio del trabajo que hemos hecho por meses para localizarlo.

—¿Crees que no lo sé? —respondió Seungmin, molesto.

—No quise decir eso —Lee Know se revolvió el cabello.

—No lo parecía —alegó, y la mano de su hermano, tocando su brazo, lo hizo callar.

—No es momento de pelear entre aliados.

Ocupando los booth de la mesa más alejada de la cafetería, cerca de una de las ventanas que daba al estacionamiento, I.N., Lee Know, y Felix en un lado, y Kim Seungmin, Kim Jaejoong y Jung Yunho en otro, lucían como cualquier cosa, menos como un grupo normal, y eran consciente de ello y de que no tenían un lugar más adecuado en el cual hablar. Tres alfas, dos omegas dominantes y un beta, cada uno con una taza de café sin tomar.

—¿Cuáles son las alternativas? —Felix trató de encausar la conversación lejos de un segundo encontronazo de opiniones entre los alfas.

—Como no tenemos tiempo de completar un equipo, la mejor opción es que yo vaya.

La expresión de Jung Yunho fue una clara negativa a la propuesta de su esposo:

—Tienes años sin estar en campo directo. No puedes arriesgarte a ir.

—No iré solo —Jaejoong miró a I.N.—. Entre tú y Felix, eres quien levantaría menos sospechas si nos acompaña el día de hoy. ¿Estarías bien con eso?

El beta asintió sin dudarlo.

—También puedo ir.

—No puedes —intervino esta vez Lee Know—, y lo sabes, Felix. Tienes que quedarte aquí y cubrirnos.

—El vicepresidente Chan no desconfiará...

—No si te quedas —recalcó el hacker con un gesto contundente, y amable—. Si te vas con nosotros, no hoy, sí después, hará la diferencia entre que confíe o no en ti.

Por más que quiso, Felix no tuvo forma de negarlo.

—Además —añadió Kim Jaejoong—, tienes que mantenernos al pendiente de la condición de Hyunjin.

Reacio, a Felix no le quedó más que aceptar su destino, como venía haciéndolo toda su vida.

—Será mejor que nos retiremos —Jung Yunho se colocó en pie, aun no convencido, obligado a compartir la resignación del joven omega dominante—. Hay mucho trabajo por hacer.

Kim Jaejoong asintió.

—Espera diez minutos aquí —deslizó una tarjeta de crédito sobre la mesa hacia Felix—, paga los cafés, y si el vicepresidente Chan preguntan por nosotros, di que hubo una situación en mi empresa. No seas específico. Algo que desconoces —puntualizó—, y sobre I.N...

—Dile —el aludido intervino—, a Seo Changbin, que mi madre se sintió mal por la noticia de Hyunjin, y que tuve que ir a verla para tranquilizarla, que el presidente Kim me hizo el favor de acercarme a su casa, y que volveré en cuanto me asegure de que esté bien —no lo haría.

Hasta Que El Divorcio Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora