9. Noticia

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—No tengo nada de qué hablar contigo.

—¡Tienes todo de qué hablar conmigo!

—¡No! —lo miró por encima del hombro— ¡Y deja de seguirme! —y apresuró el paso.

—No te estoy siguiendo —por el contrario, su persecutor apenas si tuvo que esforzarse, ampliando la zancada, para seguirle el ritmo.

«¡¿Por qué es tan alto?!», bufó Han Jisung, descartando la idea de ingresar al elevador, subiendo por las escaleras, confiando en su resistencia física para sacarle ventaja al amigo de Felix, llegar a su departamento, abrir rápido y llamar a la policía, si era necesario.

—¡Claro que me estás siguiendo!

El secretario fue a brincos, de dos en dos, por los peldaños, agarrándose del barandal, vociferando y cayendo en cuenta de que la brecha que a él le costó crear, quedándose con un hilo de aliento, a Hyunjin le tomó apenas un respiro desaparecerla.

—Yo también vivo aquí —respondió el omega dominante.

—¡Eso es mentira! —gritó, imprimiendo mayor velocidad a su carrera.

—¡No lo es!

—¡Vivo en el último piso!

—¡Y soy tu vecino!

—¡Mientes de nuevo! Mi vecina es una señora de setenta años con un corgi, al que le pone suéter incluso en verano —al llegar al punto y final lamentó haberse explayado, con los pulmones doliéndole por la falta de aire.

Detenerse, estaba fuera de debate.

—A tu vecina le compré el departamento hace tres días, y ya está disfrutando de una vista de lujo en un departamento en Ulsan.

—¿Un departamento en Ulsan? —el pasmo, no fue por el lugar ni por el "lujo", sino por las extravagancias implicadas en dicha revelación.

Extravagancias que bastaron para distraerlo, haciendo que no atinara al siguiente peldaño. El sudor por el ejercicio físico lo hizo resbalar del pasamanos, y su cuerpo se inclinó en caída libre de espalda.

Un sonido de alarma llegó a sus oídos en la cámara lenta en la que su cerebro fue captando la pérdida del suelo y la terrible compilación de su mala suerte.

Primero, se acostaba con un extraño en un club nocturno.

Segundo, ese extraño era su destinado.

Tercero, la identidad de su destinado era la del tipo que le caía como golpe en el hígado.

Cuarto, mal entendió el motivo por el cual su destinado lo "abandonó", porque no lo había abandonado, ¡el local era suyo y fue a encargarse del cierre, con intenciones de volver!

Quinto, todo ese lío lo descubrió en el griterío desde la entrada del edificio, hasta ahí, el decimoquinto piso.

Sexto, ¡estaba por partirse el cuello en las narices de la persona de la que estaba huyendo! Un omega dominante que se ajustaba completamente a su gusto, excepto por su personalidad directa que le chirreaba los dientes, a quien no parecía importarle que él no fuera un alfa, como fingió serlo a lo largo de años aprovechando su defectuosa condición de omega recesivo.

«Después de morir, nada importará», fue la rápida y catastrófica reflexión que arribó a su mente en la sensación de vacío, junto con el vago deseo de haber permanecido en la habitación ese día, en vez de irse corriendo, dejando un billete en la mesita de noche.

Si se hubiera quedado... ¿Habría sido más fácil enfrentar el hecho de que su ser entero le pedía que cediera a la insoportable atracción que Hwang Hyunjin despertaba en él?

Hasta Que El Divorcio Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora