4. Clase

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Las luces traseras del automóvil se perdieron en la distancia del camino desolado a las afueras de Seúl, a una velocidad constante, dejando tras de sí, junto con su historia, a dos figuras altas que se dieron la media vuelta jalando cada uno, una de las compuertas de la vieja bodega, manteniendo el anonimato de su interior a través de una simple fachada descuidada que hacia pensar que se trataba de una construcción olvidada a la orilla de la ciudad, lejos de las vías de trafico principales.

Asegurada la entrada, dando un vistazo a la hora en su celular, Felix presionó el intercomunicador en su oído, abriendo la línea de llamada grupal.

Eran poco más de las siete de la noche.

—Salieron sin retraso.

—¿La transferencia ya fue realizada? —preguntó I.N.

Con un movimiento de cabeza, Felix se dirigió a Hyunjin, quien se adelantó al escritorio en una esquina, mirando por encima del respaldo la pantalla en la cual se reflejaba el trabajo de los diestros dedos de un hombre de mirada imponente, un alfa que comandaba con naturalidad el mundo digital frente a sus ojos.

—Lee Know lo está confirmando —respondió Hyunjin, mordiéndose el pulgar.

Ejecutando un dramático final al pulsar "enter", levantando el pulgar, el alfa alzó la vista hacia Felix:

—Está hecho.

Felix asintió, transmitiendo el mensaje.

—Todo listo.

—Bien. Entonces llamaré a Tooyama y terminaré de organizar el arribo del "paquete" en Tokyo.

—Lo dejo en tus manos.

La despedida fue interrumpida por una llamada entrante, de parte del único hombre que podría hacer que las piernas de aquel que conocía más de las sombras de Seúl que de su luz, temblaran.

Pidiendo a Hyunjin y a Lee Know, con un gesto, que guardan silencio, Felix respondió:

—¿Padre?

—¿Dónde estás?

—Estoy en mis clases de cocina —respondió veloz—, con Hyunjin, como acordamos.

—El bastardo Hwang —farfulló con desagrado el señor Lee, tolerando esa amistad sólo por el hecho de que, de no ser por él, Felix se habría rehusado a entrar en los cursos que le correspondían como omega, y continuaría insistiendo en seguir sus malditos e inútiles estudios universitarios, en vez de dedicarse a aprender verdaderas habilidades, acorde a su subgénero—... A las ocho y media te quiero en el Hotel Ambassador, en Mapo.

—¿Hotel Ambassador? —repitió en voz alta, intercambiando miradas con Hyunjin y Lee Know, este segundo apresurándose a buscar la información del lugar mencionado— ¿Por algún motivo en particular? —se forzó a mantener la calma, pese a que sus instintos le gritaban con fuerza que no se avecinaba nada bueno.

Su padre nunca le había pedido verse fuera de casa, y cada conversación que sostenían, era con el motivo de recordarle que era su vergüenza por nacer omega. Siendo, la única virtud que poseía, el ser uno dominante.

—¿Un omega cuestiona a un alfa? —replicó en un tono aleccionador el presidente de SKZ inc.

—No. Yo... Quisiera saber si debo ir vestido de alguna forma en especial, padre —lo calmó.

Aun sin necesidad de escuchar al padre de Felix, Hyunjin, por la expresión de su amigo, no tardó en darse cuenta de su incomodidad y terror, apretando los puños, incapaz de disimular la furia que contenía para no meterlo en problemas, aunque ganas de tomar el celular y gritarle al alfa sus verdades, le sobraban.

Hasta Que El Divorcio Nos SepareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora