Capítulo 5 | Cambios extraños.

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Vuelvo a mi hogar, tomo mi mochila y me sorprende un poco que mi madre no haga un comentario sobre Arturo.

Camino por la sala, voy a la cocina por algo de beber y dejo la mochila sobre el sofá. Llegó a la cocina y abro el refrigerador, tomo una botella con refresco y tomo un vaso para servirme.

Escucho que mi madre coloca las llaves del auto sobre el mueble a un costado de la puerta principal. Le escucho dar unos pasos hacia la cocina, hasta que se deja ver con una sonrisa. Ya es de esperarse lo que dirá.

—Veo que ya te volviste a lanzar a los brazos del amor—exclama mientras esta recargada sobre la pared mientras me observa con una sonrisa.

Le lanzó una mirada de fastidio. —No es lo que parece... es solo un chico del bachillerato. Se quiso quedar conmigo, no se porqué—contesto mientras coloco el vaso sobre el fregadero.

Ella ríe. —Estaba cuidando lo que le gusta...—levanta sus cejas.

Yo sonrío. —Me protegió, ya que sabe que está cuidad es súper insegura, y dejándome en medio de toda esa bola de chicos morbosos... aparte que por algún motivo sabía que me dejaron abandonada ahí, pésimo servicio, además de impuntual—contesto con ironía.

Ella suelta la carcajada. Se da la media vuelta y hace una seña de "habla con mi mano" mientras se retira. —Pues mi reina, mañana podrás pedir uber y así no tendrás que batallar y decir que el servicio es pésimo—responde mientras se va, con una sonrisa.

Yo río. —Mami, bromeaba...—camino hacia la sala por mi mochila, la tomo para subir e ir detrás de mi madre. —¡Mamá! Estaba jugando...—agregó mientras subo las escaleras.

Río yo misma, mientras camino por el pasillo hacia mi habitación. Me causa gracia lo que dije. Abro la puerta de mi habitación, y lanzo mi mochila a la cama, para ir a la habitación de mi madre.

Su cuarto se encuentra a un costado del mío, frente a nuestras dos habitaciones, del lado izquierdo, se encuentra una gran alcoba de invitados. Me deslizo por la pared hasta llegar al marco de roble que rodea a la puerta de su habitación.

Me acerco y le abrazo mientras ella está sentada sobre la cama, observando unos archivos en su laptop. —Estaba jugando...—recalcó mientras me inclino un poco y recargo mi mejilla en su hombro.

Ella ríe. —Te perdono. Pero háblame de tu amiguito nuevo—gira un poco su cabeza y me lanza una sonrisa pícara.

Ruedo los ojos. —¡Eres increíble!—me coloco frente a ella, aprovecho a la mínima oportunidad para sacar el tema. —Es solo un amigo... lo juro. Él dijo que se quiso quedar a hacerme compañía, había hablado muy poco con él, es medio tímido. Pero es un chico agradable, su compañía fue buena aparte que ya casi no había nadie. Me causo un poco de risa que se gasto el dinero apartado para su uber; en parte eso influyó para que le pidiera que subiera al auto—respondo mientras cruzo mis piernas mientras estoy sobre la cama.

Mi madre me escucha atentamente. —Te veías muy sonriente mientras él estaba allí. El chico es guapo—añade mientras cierra su laptop.

—Tiene lo suyo. Dicen que los raros siempre tienden a ser lindos. Supongo que este es el caso—digo mientras sonrío.

Pueblo mágico (TG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora