Capítulo 5: Día de descanso, un regalo directo al corazón

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Mientras escribía mi poema antes de dormir, decidí ver una vez más ese primer poema el cuál leí con la voz rota y al mismo tiempo nostálgica.

Y una vez más escribí un poema por el día tan hermoso que tuvimos en el club. Aunque esta vez lo releí varias veces hasta que terminé el tan ansiado resultado.

Entre lirios toqué tu alma con el instrumento que Dios me dio, el cual aplique en la posadera de tus tímpanos, quiénes estaban anonadados por la dulce melodía de la disculpa y amor que sentía por tu existencia, entrando al taller de tu cerebro y con el martillo que allí encontraba forjé la placa del recuerdo en tus memorias dónde te prometía respetarte y nunca hacer que tomaras acciones que no fueran de tu obra y mano.

Si estuvieras aquí... Sabrías lo mucho que te amo. Me quedé dormido y repentinamente abrí los ojos en la mañana, se sintió como un parpadeo, fugaz, corto. Quería levantarme pero el día lo pasaría solo, mi esposa saldría con su esposa y Pochito tenía que ir con los muchachos de su Universidad. Me sentía atrapado en esas 4 paredes, encendí el televisor y vi una pelicula. Pasó la mañana y revisé el calendario de ese día lunes 20 de septiembre... 20 de septiembre, había olvidado lo lindo que fue, la primera vez que me regalaban flores, sentí un éxtasis al pensar en ella con llegando con esas flores tan lindas y hermosas, me hizo llorar el corazón, me hizo perderme en la locura del amor, una vez más diría, me sentí amado.

Como viví ese sentimiento decidí salir para buscar floristerías y darle de regalo flores a mi hija y nieta, quiero que se sientan amadas por alguien y quién mejor que su propia sangre.

Al salir del hotel me encontré con muchas personas pedía indicaciones, fui a distintos sitios, caminé mucho y se me veía con vida, un señor mayor caminando en la ciudad de Lourdes que la misión de dar un regalo hermoso para su familia, algo que muchos quisieran tener una vez en su vida, para sentir y el hecho de sentir me hacía humano.

Pasé por varias floristerías hasta que en una me atendieron una pareja casada, que por su apariencia se veían de mi misma edad, vivían juntos y tenían ese puesto en su misma residencia.

- Buenas tardes

- Buenas tardes señor -dijo la señora-, adelante, ¿En qué lo podemos ayudar?

- Quiero comprar unas flores amarillas, las más frescas.

- ¿De que tipo? Tenemos gran variedad, Girasoles, Tulipanes, Narcisos amarillos, Orquídeas, Sanvitalia, surfinia amarilla, Genista y otras más.

- Son muchas... De verdad no sé que comprar solo quiero dar un regalo

El señor me vio con algo de gracia, como aquel que ve a un infante comprando cosas de la tienda por mandados de su madre.

- Veo que es un hombre sincero y amable, permítame saber para quiénes son esas flores

- Mi hija y mi nieta.

- Bueno, justo llegó en momento dónde tomaremos un descanso, si quiere nos acompaña y nos habla más de lo que quiere hacer.

Fueron muy amables esa pareja, acepté y fuimos a tomar un café dentro de la casa, pero antes salió el nieto de los señores y tomo lugar para cuidar la floristería. Una vez sentados hablamos un buen rato sobre porque estaba por allí y todo lo que estaba haciendo me preguntaron una cosa más, ¿por qué quieres regalar las flores un día antes del 21?, me quedé callado y bote una lágrima, las personas no dudaron en disculparse creyendo que me habían incomodado.

- Éstas lágrimas son de nostalgia. Volví al pasado por unas flores que me fueron regaladas un 20 de septiembre hace 30 años.

- Ay señor, que lindo ver que aún hay gente que valora los gestos a pesar de los años.

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