👑El último principe de Leal 👑

Capitulo 06

Wang Yibo se guardó el gruñido para él. No quería que el chico se separase de él y tampoco quería que Zheng Xing estuviese cerca de el. Se mintió a sí mismo al pensar que este comportamiento tan sobreprotector era solo preocupación por la seguridad del chico. Estaba a punto de contestarle cuando Zheng Xing se acercó. Rápido como un rayo, pero a la vez elegante, el macho se plantó frente a ellos. El rubio se acomodó en una silla con la mirada clavada en la de Xiao Zhan.
Sentado frente a el, con la silla del revés y las piernas abiertas, imponía mucho.

Rubio, con una cara sacada de una revista de moda, el hombre estaba sonriendo de forma sensual hacia donde se encontraba Xiao Zhan. Sus largos dedos, de esos que prometían horas de buenos preliminares, tamborileaban sobre la silla a ritmo constante. Xiao Zhan se quedó embobado mirándolo, el tipo sonrió de forma traviesa antes de cambiar el ritmo a uno más intenso. Se relamió los labios, pues sabía que
el tenía la vista fija en ese punto de su boca.

—Si quieres, te lo explico de forma práctica.
Zheng Xing terminó la frase guiñándole un ojo y con una sonrisa de suficiencia en la cara.
—Los mins, como te habrás dado cuenta, son unos putos salidos. —La voz de Wang Yibo sonó forzada. El moreno se movió inquieto y bloqueó la vista del rubio. Se estaba comportando como alguien celoso, y eso no lo entendía ni él—. Bueno, en el mundo de los vampiros no nos separamos por países como hacen los humanos.
Con la edad que tenemos somos seres del mundo, pero sí que tenemos clanes. Cada
clan tiene unas características que debes conocer. Tú tienes seis clanes aliados.

Wang Yibo hablaba rápido pero se le entendía a la perfección, estaba intentando llamar la atención del principe y de paso darle por el culo a Zheng Xing. Si por Wang Yibo fuera, este podía besarle el trasero.
Xiao Zhan se giró para prestar atención a Wang Yibo, aunque era consciente de la pesada mirada que Zheng Xing le estaba echando. Se sentía observado, deseado y tremendamente sexy. Aquel hombre lo hacía sentir como el único hombre de la tierra y aquello lo ponía nervioso.

—Están los mins, representados aquí por este espécimen —dijo Wang Yibo señalando a su amigo, quien estaba humedeciéndose los labios sin dejar de mirar al principe—. Son vampiros que tienen como prioridad la sed de sexo. Huelen a las hembras o machos que tienen sus periodos de necesidad y se sienten obligados a atenderlas.
Como comprenderás, son uno de los clanes más numerosos.

—Soy el mejor mins que puedes encontrar. Tu placer es mi placer…
Zheng Xing se movía inquieto intentando llamar la atención del chico, pero su compañero le bloqueaba la vista. Wang Yibo golpeó el hombro de su amigo con un golpe seco que a cualquier ser humano le habría dislocado la clavícula.
—Vale, ya me comporto —lloriqueó sin dejar de desprender su aura verde, más intensa que antes.
—Luego tienes a los kouros, que son el clan de Zhuo Cheng.

Xiao Zhan se giró para mirarlo. El aludido, que estaba limpiando su espada, levantó la cabeza. Wang Yibo iba a continuar hablando, pero el hombre lo señaló con el machete.
—¿Por qué no le cuentas primero cómo eres tú? Quizás después no se crea nada de lo que le cuentes, ¿no? —preguntó Zhuo Cheng.
Zheng Xing soltó una carcajada pero paró en seco cuando Wang Yibo lo taladró con la mirada.

—Me interesas —dijo mirando al moreno directamente a los ojos. Acto seguido el chico se ruborizó.  se quedó parado con aquella afirmación—. Quiero decir que quiero saber de ti, de tu clan o cómo se diga —balbuceó nervioso mientras agachaba la mirada y jugaba con un mechón de pelo—. ¿Cómo os llamáis?
—Daemons —contestó Wang Yibo sin ser consciente de que lo hacía.
Su mirada se había quedado clavada en la del principe y su mente había volado lejos cuando el había dicho que le interesaba. Sintió una estúpida sacudida en el estómago. Si fuera algo más cursi, hablaría de jodidas mariposas revoloteando por su cuerpo. Pero no, él no creía en esas estupideces. Simplemente aquel macho era una mezcla de inocencia y sensualidad. Una mezcla explosiva para cualquier mujer o hombre y más si un daemons era quien trataba con el.