Capitulo 09

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La noche era fría como todas las noches en Berlín. Wang Yibo estaba sentado en el taburete de un bar con una copa de ginebra en la mano. Alzó el codo y vertió el contenido de la copa en su garganta. Engulló aquel ardiente líquido de un solo trago. Sintió cómo su garganta aceptaba el calor que arrasaba con ésta.
No hizo ninguna mueca extraña, simplemente sonrió a la camarera y golpeó la barra. Quería otro más, bueno, muchos más.
La constitución de un vampiro era diferente a la de un humano. Se podían emborrachar pero la cantidad de alcohol que necesitaban para ello era mucho mayor.

Su cuerpo destilaba el alcohol de forma rápida, él tenía que ser más rápido que su cuerpo para poder pillarla y eso tenía pensado para aquella noche.
Su visión se amplió en busca de alguna víctima por el lugar. Quería gente inocente a quien poder engañar. Nada más entrar en aquel lugar había hablado con un hombre sobre un maravilloso negocio que tenía entre manos. Después de diez
minutos aquel hombre se había interesado por ser su socio. Pero aquello no había sido divertido, demasiado fácil.

La camarera, una rubia con un sentido del maquillaje un tanto extraño, le sonrió de forma descarada. Wang Yibo cuadró los hombros y se tomó su siguiente copa. Dejó que su mirada se pasease por la chica y después tomó una actitud algo tímida. Le encantaba parecer tímido.
Dos minutos y cuarenta segundos después, la chica se inclinó en la barra. Su escote quedó completamente a la vista. Wang Yibo estaba seguro de que, si alzaba un poco la vista, podría verle el ombligo, pero continuó con su papel. Levantó un poco la cabeza y después la bajó algo avergonzado.
—Me tienes algo intrigada. ¿Qué hace un chico guapo como tú por aquí solo? —preguntó la mujer mientras mascaba chicle de forma poco educada. Wang Yibo se encogió de hombros.
—Estoy despidiéndome —comentó con tono melancólico.
Esperó un par de segundos más y bingo. La mujer abrió la boca un poco asustada y se volvió a acercar, esta vez un poco más. Él podía oler su colonia barata por encima del ambiente de tabaco y alcohol de aquel garito.

—No estarás pensando… ya sabes… en matarte, ¿no?
Wang Yibo soltó una pequeña carcajada mientras negaba con la cabeza. Tenía la mirada agachada y se esforzó por sonreír a medias, sin ser socarrón. Deslizó suavemente la copa por la barra. La camarera la tomó y la llenó de nuevo. Él
agradeció el gesto con la cabeza y después levantó la mirada.
—Es un secreto…
La chica parecía emocionada. Se acercó un poco más dando otra perspectiva de sus pechos, los cuales estaban operados. Wang Yibo intentó no hacer ningún tipo de comentario sobre la desviación de estos. Estaba claro que la operación había sido barata. Él mismo había intentado operar unas un día, pero aquel era otro tema.

—Verás… Es que mañana…
Wang Yibo sacudió la cabeza, la mujer tomó su brazo de forma cariñosa y lo apretó dándole fuerzas para continuar. El hombre asintió e inspiró lentamente, como si estuviese cogiendo fuerzas para continuar hablando. A Wang Yibo le encantaba eso de dramatizar.

—Mañana dejaré de ser un hombre. —La presión aumentó. La mujer estaba tomando su brazo con bastante fuerza, quizás haría lo mismo con lo que tenía entre las piernas—. Voy a ser cura.
A Wang Yibo no le hizo falta leer los pensamientos de la mujer para saber lo que le
rondaba por la cabeza. ¿Cómo podía ese hombre ser cura? Podía leer fácilmente su expresión.
Qué desperdicio. Qué injusta es la vida.

—Me habías asustado —comentó la mujer y el corazón de esta empezó a latir un
poco más deprisa de lo normal.
La camarera hizo como si limpiara por enésima vez la barra. Se colocó el pelo rubio tras la oreja y Wang Yibo estuvo a punto de recomendarle que lo dejara en su sitio. El tamaño de sus orejas podía compararse al de sus pechos.
—¿No…? ¿No te gustan las mujeres?
Wang Yibo alzó la cabeza y la agachó enseguida. Era buen actor. La chica paseó la mano por el brazo de este de forma delicada. Damián sabía lo que estaba pensando.

👑El último principe de Leal 👑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora