Capítulo 5

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En el exterior ya era de día, pero la habitación estaba a oscuras, la única ventana bloqueada por una pesada cortina. Tenía la ligera noción de que ya había pasado la hora de despertarse, pero la somnolencia le insistía que volviera al mundo de los sueños. Y John se sentía muy a gusto en la posición en la que estaba, su mejilla apoyada sobre cálido terciopelo. No quiero levantarme.

Se acomodó un poco más, doblando uno de sus brazos y una de sus piernas. Su rodilla tocó algo que no debería haber estado ahí.

John abrió los ojos.

Anoche había venido el Lord General... y no recordaba haberlo visto partir.

Sus oídos captaron el suspiro de una respiración, un movimiento suave por debajo de él. Su cerebro por fin procesó la peculiar escena en la que se hallaba.

Vagh'Rasher había pasado la noche en la torre y John se había quedado dormido encima de él, sobre la inmensidad de su pecho y de sus abdominales, ambos desnudos y exhaustos tras horas de sexo. Prácticamente había caído rendido arriba del monstruo.

Aún estaba procesándolo y tratando de erguirse para escabullirse de la cama cuando fuertes dedos se anclaron a la parte baja de sus nalgas, manteniéndolo en su lugar y arrancándole un jadeo desprevenido.

—¿A dónde vas?

Nunca creyó posible que Vagh'Rasher pudiese tener un timbre de voz más grave que su tono usual. Sonaba tan ronco que parecía ronronear. Tal vez era a causa de la tormenta de lujuria en la que estaba inmerso últimamente, pero el tan sólo escucharle hablar lo ponía a mil. Se hizo muy consciente de su entrepierna reposando contra el caliente estómago del General.

—Hola —John carraspeó. Su voz también estaba ronca, incluso algo afónica. El porqué de eso hizo que se ruborizara. Vagh'Rasher le acarició un pómulo con los nudillos.

—Ven aquí.

Le dijo eso, pero fueron las manos en su parte trasera las que lo arrimaron más cerca, hasta que sus rostros estuvieron a milímetros de distancia. Presionaron sus bocas juntas al mismo tiempo, fundiéndose en un beso sensual, uno que le generaba deliciosos hormigueos.

—Eres una delicia —murmuró el devorador sobre su boca. Recorrió el contorno de los labios de John con su lengua y procedió a introducirla todo lo que podía en su cavidad, entrelazándola con la del humano. Tal como sabía que le gustaba. John reaccionó con varios gemidos complacidos y rodeó a Vagh'Rasher con los brazos. El monstruo lo besó con más ganas—. Quiero comerte entero.

El intercambio de saliva se intensificó. John asintió sin pensar—. Cómeme... ¡ah!

Un colmillo le pinchó el labio inferior a la vez que el General comenzaba a restregar la punta de su enorme erección mañanera entre las pomposas nalgas de John, su fruncido agujero estirado y aún empapado de fluidos, rogando ser penetrado una vez más.

Vagh'Rasher le chupó los labios un rato, saboreando las gotitas de sangre fruto del pinchazo, sus besos tornándose apasionados. Para cuando terminó de engullirle la boca John tuvo que aprovechar la pausa y aspirar bocanadas de aire, totalmente falto de aliento.

Las manos inferiores del General acariciaron sus costillas, asentándose en su cintura. John onduló sus caderas. Alzó la vista e hizo contacto visual con el monstruo, sus aterradores ojos amarillos fijos en él, devorándolo con la mirada. Se sintió arder. Se escurrió hacia atrás, quedando a horcajadas sobre el regazo de su enemigo y amante. Vagh'Rasher lo dejó hacer, sus brazos superiores flexionados detrás de su cabeza, su postura relajada.

John estiró una mano y tomó la verga del devorador, dirigiendo el bulboso y violáceo glande hacia su culo. Mordiéndose el labio, John poco a poco se empaló él mismo, enterrandose el grueso y extraño falo, los bultos en su extensión masajeando las paredes de su recto y ocasionándole escalofríos de placer. No paró hasta tenerlo todo en su interior. Podría jurar que la punta le puyaba el vientre desde adentro.

Insaciable: Humano X MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora