Capítulo 3

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John reposó su cabeza en la pared de ladrillos detrás de él, todavía sentado sobre el tope del gabinete. Una corriente de aire frío que entraba por la puerta abierta le acarició los muslos empapados en fluidos, provocándole un estremecimiento. Se llevó una mano a la cara con resignación, un suspiro escapando de su boca. Era un completo desastre. Al menos sigo consciente; eso es bueno, supongo.

Captó una vez más el destello de luces en su periferia, acercándose a su posición.


A menos que quisiera explicar por qué la entrada de su casa estaba abierta de par en par en mitad de la noche, y por qué se encontraba parcialmente desnudo y con semen de devorador cubriendo sus genitales al resto de centinelas, John tenía que salir de su estupor y moverse.

Ignorando la incomodidad de ponerse ropa que estaba húmeda se acomodó su ropa interior y se subió el short, bajándose del gabinete y plantando ambos pies en el suelo. Ugh, todo se siente pegajoso. John se apresuró a la puerta y bajó un interruptor. Se tardó un poco, pero momentos después el zumbido de la energía almacenada se hizo escuchar y su sala se inundó con luz eléctrica, la cual se derramó hacia el exterior.

―Capitán, ¿está todo bien por aquí?

John alzó la vista justo a tiempo para ver a una cuadrilla de centinelas entrar a su patio. Inmediatamente Mario, su líder, frunció el ceño al percatarse de las antorchas apagadas. Dio orden de volverlas a encender antes de seguir hablando con John.

―Todo bien, sargento. Por los sonidos que escuché creo que una fuerte ráfaga de viento ocasionó que las llamas se extinguieran, estaba saliendo a revisar ―La mentira fluyó con tanta naturalidad que John casi quiso sentirse avergonzado de sí mismo. Sin embargo, ahora que Vagh'Rasher no se encontraba para nublarle el juicio, un pensamiento que lo inundaba de pánico lo impactó con fuerza―, aunque... tengo un presentimiento, ¿acaso hubo algo inusual en el recorrido?

―Como siempre sus presentimientos son acertados, capitán ―Mario le sonrió, afable―. Ya se lo comunicamos a la teniente ―Se refería a Tatiana―. Hace como una hora tuvimos una falsa alarma de traspaso a medio kilómetro de aquí, dos de los cabos asignados a ese punto dijeron por radio estar escuchando gruñidos y pisadas. Les enviamos los dos equipos vecinos.

―¿Y encontraron algo?

―No, nada. También se revisaron ambas cercas y están intactas. Torre de vigilancia noroeste tampoco reportó haber visto algo.

No hay manera de que Vagh'Rasher invadiera nuestro perímetro sin ser detectado, no sin haber usado una distracción y haber creado una punto ciego. Esto es muy grave.

Debería confesar lo que pasó.

Pero John abrió la boca y sus cuerdas vocales no emitieron las palabras correctas.

―De todos modos mantengan la guardia en alto por lo que queda de esta noche ―John carraspeó, un nudo llamado culpa en su garganta―, mañana solicitaré una reunión de emergencia, hace tiempo que quería discutir con los altos mandos una nueva rutina para los centinelas, ayudará a solidificar la seguridad.

Y a prevenir que cierto monstruo ingrese otra vez. No voy a ser un completo irresponsable.

Mario asintió con seriedad. ―Así se hará, capitán. También será grato tenerlo mañana junto con al teniente Sánchez.

John se despidió y cerró la puerta, los engranajes en su cabeza girando. ¿En verdad el Lord General había hecho eso sólo para ir a verlo?, ¿qué sentido tenía? Ninguno. Probablemente estaba planeando utilizarlo, hacer que se doblegara ante él hasta romperlo y le revelara secretos de la Resistencia, era el único motivo que se le ocurría para esta clase de comportamiento y este repentino interés.

Insaciable: Humano X MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora