Capítulo 5 (Editado)

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Karol...

-Mamá, cuídamela mucho, por favor -le pido entre lágrimas, estrechando más a mi hija contra mi pecho.

-No te preocupes, mi amor. Nosotros la vamos a cuidar muy bien -me mira, tratando de tranquilizarme -Ustedes disfruten de su viaje.

Miro a mi hija con un puchero y ella solo se ríe sin entender nada.

Es primera vez que me voy a separar de ella.

Hace unos horas terminó nuestra fiesta de bodas y ya estamos listos para irnos de luna de miel.

Son apenas las once de la noche y si, está pequeña traviesa debería de estar durmiendo hace mucho.

-¿Y si la llevo conmigo? -pregunto, con los ojos llorosos -Si te vas con mami, ¿Verdad, mi amor?

-¡Mamá! -responde, haciéndome reír, a lo que ella suelta una carcajada.

Definitivamente me la llevo.

-¡Basta, Karol! -me regaña mi madre -Vamos, vamos, ya dámela.

Me niego y todos estallan en risas.

-Nos veremos pronto, mi princesa -beso su cabecita -Te amo, te amo, te amo.

La abrazo muy fuerte y doy muchos besitos en su rostro.

-Te voy a extrañar mucho, mi pequeñita.

-Mamá... -escucharla decir esa palabra nuevamente solo me derrite más.

Ay, es que la amo tanto.

Es mi vida entera.

-Ya, mi amor, se nos va a ir el vuelo -habla Nicolás con una sonrisa

-Está bien, está bien -me rindo.

Vuelvo a darle muchos besos a Sofía y la dejo en los brazos de mi madre. Nos despedimos y salimos de la casa en compañía de ellos.

Me subo al auto con ayuda de Nicolás, quien me abre la puerta y luego se sube él.

Nos despedimos con la mano de mi madre, mi padre y mi pequeña, quien movía torpemente su pequeña manito imitandonos a todos.

-¿Lista para nuestra luna de miel? -pregunta Nicolás.

-Super lista.

Los dos nos reímos y nos dispusimos a disfrutar del viaje hasta llegar al aeropuerto.

Nicolás saca las maletas del auto y nos dirigimos a la sala donde saldrá nuestro vuelo.

Al subir al avión me acomodo en mi asiento, dispuesta a dormir.

Estoy demasiado cansada.

Él cubre mi cuerpo con una cobija y besa mi cabeza.

El viaje es bastante largo, aproximadamente doce o trece horas, lo que significa que tendremos que hacer escala y tomar otro avión.

-Descansa... -es lo último que escucho antes de quedarme profundamente dormida.

(***)

-Amor, despierta -siento como me mueven suavemente.

Mis ojos se abren.

-¿Llegamos? -pregunto adormilada.

-Si, bienvenida a Los Angeles -sonrío antes de que él junte nuestros labios en un corto beso.

Miro el reloj en mi teléfono y son las doce y media.

Bajamos del avión y en cuanto salimos del aeropuerto respiro profundo aire puro.

Siempre serás mía, pequeña (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora