Ruggero...
La preocupación de ver a mi madre en ese estado se apoderó de mí. Había entrado a la tienda de artesanía que había abierto mi madre, para llevarle una taza de café.
Pero cuando mis ojos caen sobre la persona que está a unos pasos delante de mi madre mi mundo se viene abajo.
Mi corazón se detiene y mis manos empiezan a temblar. Sin darme cuenta la taza cae al suelo, haciéndose añicos.
Es ella.
Realmente es ella.
Y se ve tan diferente, su cabello más largo que antes, lo llevaba suelto y tenía un hermoso vestido blanco con muchas flores que la hacía ver radiante, viva. Simplemente hermosa.
Sus ojos verdes que tanto había anhelado poder volver a ver se conectan con los míos y puedo ver cómo su respiración se entrecorta, lo que yo siento en este momento dentro de mi es inexplicable.
Pero había algo diferente en sus ojos, me miraba de una manera extraña, de una manera desconocida.
—Ka-rol... —tartamudeo. Su ceño se frunce con confusión.
—¿Nos conocemos?
Su pregunta me descoloca.
La miro raro.
¿Que está pasando?
No. Es que si es ella. No puede haber alguien exactamente igual a ella, esto no es un sueño, la tengo realmente frente a mi.
No entiendo nada. La miro de arriba abajo extrañado, ¿Cómo va a preguntar si nos conocemos?
Mi pecho se oprime y siento un dolor inexplicable. ¿Que le pasa?
—Yo... mejor me voy —musita, dejando las pulseras en su lugar.
Quiero ir, agarrarla del brazo y abrazarla con todas mis fuerzas. Pero es que está tan cerca y a la misma vez tan lejos.
Mis piernas no responden y las palabras no salen de mi boca.
La veo acercarse a la puerta. Su rostro palidece y lleva una mano a su cabeza, se agarra del mostrador y un gemido brota de sus labios.
Al instante que veo que perderá el conocimiento mis piernas reaccionan y corro hacia ella, tomándola entre mis brazos antes de que caiga al suelo.
—¡Mamá, busca las llaves del auto!
Mi madre sale de su transe y corre dentro de la casa en busca de las llaves, cuando regresa veo en sus ojos la preocupación y me extiende las llaves.
Salimos de la tienda, dejo que mi madre se siente en la parte trasera para después acomodar un poco a Karol, haciendo que recueste su cabeza en el regazo de mi madre.
Yo subo rápidamente al auto y pongo en marcha para el hospital más cercano.
Resiste, mi amor.
De vez en cuando veo por el retrovisor como mi madre acaricia con delicadeza su mejilla y su cabello.
En cuanto llegamos, bajo del auto, la cargo en mis brazos y entro rápidamente en el hospital con mi madre detrás de mi.
—¡Ayuda, por favor! —grito, cuando entramos a la sala de emergencia y un doctor se acerca rápidamente a nosotros con una camilla.
—Recuestela, señor —pide el doctor.
Quisiera nunca soltarla porque sé que una vez que lo haga la volveré a perder.
Hago caso, recostando con cuidado a Karol sobre la camilla. Y una enfermera se acerca a nosotros, llevándosela lejos.
—¿Que le pasó a la señorita? —pregunta el doctor.
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Siempre serás mía, pequeña (Editada)
AléatoireAveces caes en un profundo hoyo donde no encuentras salida, pero después de una tormenta llega la calma y esa calma fuiste tú, quien llegó para iluminar y darle sentido a mi vida. Segundo libro de; Eres mi gata. Fecha de estreno: 18 de Octubre del 2...