- ¿Cómo es que tienes un olor tan peculiar pero a la vez tan común?
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- ¿Crees en el destino? Pues ellos no, y aun así este los juntó.
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(Historia de Lee Heeseung de mi total propiedad)
(Mundo de historias conectadas)
Dijo Eun-ji sentándose en uno de los banquillos de la barra, acariciando a un Seon que yacía dormido en la fría barra de mármol.
— En realidad, si, los tengo. — respondió dándose la vuelta para verla mientras dejaba de cocinar. — Iré a una cena familiar en casa de mi abuela, lamentablemente. —
— Entiendo, si es en casa de tu abuela debe ser algo importante. Espero todo esté bien. —
— Seguro que lo está, debe ser que quiere algo de alguno de nosotros, y nos reúne para meter presión en nuestra decisión. — dijo, se le notaba cansado ante la situación.
Sunghoon terminaba de preparar su desayuno junto con el de Eun-ji, desayunaron mientras hablaban cosas triviales y sin sentido. Pero llegó la hora de que Eun-ji regresara a su departamento con todo y su lindo hijo felino, se despidió de Gaeul y de Sunghoon.
Era hora de salir de compras, quizá le haría bien para el humor, su cabeza quemaba de tanto pensar, además, debía conseguirle un nuevo collar a Seon, había roto el suyo hace días mientras peleaba con un gato vecino.
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— ¿Seguro estás bien con eso, hermano? —
— No, pero debo estarlo por el momento, perdona que te deje esta semana solo, debo acompañar a mi papá en estos difíciles momentos para el. —
— Ey, está bien, lo comprendo. Espero tu madre se mejore pronto y puedas verla. — dijo un Jake compasivo, era un amor de persona.
— Yo tambie... — paró en seco cuando su teléfono empezó a vibrar.
Lo llamaba el hospital, sin más, contestó.
— "Buenos días, tenemos buenas noticias para usted Joven Lee, podrá ver a su madre después de hoy" —
Heeseung se sentía infinita mente feliz y agradecido, le dio gracias a quien le hablaba por el teléfono, se despidió y colgó. Se lanzó a los brazos de su amigo emocionado, con una racha de energía.
— ¡PODRÉ VER A MI MAMÁ! — grito feliz mientras celebraba con Jake.
Heeseung brincaba y corría por todo el departamento, lleno de euforia y felicidad, extrañaba poder hablar con ella y poder compartirle todo, si que tenía cosas que contarle.
Tanta era la felicidad del chico, que decidió incluso invitar a Jake a pasear para poder celebrar el acontecimiento, quizá no era mucho, pero el que le permitieran verla le decía que las cosas iban mejorando para su madre.
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