ＤＯＸＥＯ -𝙃𝙚𝙚𝙅𝙖𝙠𝙚📱🖋️-

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Recomendación.
En este capítulo se hablará sobre algunos temas como los problemas alimenticios. Si para ti es difícil leer o hablar sobre esto te recomiendo saltartelo.  🤍

Heeseung estaba sentado en un banco, mirando el reloj en su muñeca con una mezcla de impaciencia y nerviosismo. Faltaban tres minutos para que Jake llegara, y aunque aún dudaba de la decisión que había tomado, sabía que ya no podía dar marcha atrás. El encuentro del día anterior con Jake le había removido más emociones de las que esperaba. Había pasado la madrugada recapitulando, reflexionando sobre lo que había sucedido entre ellos y el estado actual del menor.

Jake lo había lastimado, pero el daño no fue tan profundo como sus amigos insistían. A menudo exageraban, y aunque lo que Jake hizo fue hiriente, no había llegado al punto de quebrarlo completamente. Al menos, eso creía recordar. Además, Heeseung sabía que él mismo no era ajeno a cometer errores. Había hecho cosas similares, aunque nunca con la magnitud ni las consecuencias virales que persiguieron a Jake.

A pesar de todo, lo que más lo inquietaba no era lo que Jake le había hecho a él, sino lo que Jake se hacía a sí mismo. El menor siempre había tenido una chispa especial, una energía vibrante que iluminaba cualquier lugar al que llegara. Pero ahora... esa chispa se estaba apagando. Lo había notado desde hacía tiempo: la inseguridad, la tristeza latente, los momentos en que Jake se desmoronaba al compararse con los demás. El día del picnic fue una señal clara. Recordaba cómo Jake lloró desconsolado al sentirse "insuficiente" frente a una chica que ni siquiera estaba relacionada con ellos.

Heeseung suspiró profundamente. Sabía que Jake cargaba con una baja autoestima y una depresión que, aunque no siempre evidente, era peligrosa. Más peligroso de lo que él había querido admitir. Todo esto lo llevó a tomar una decisión crucial esa madrugada: buscar ayuda profesional para Jake. Había llamado a un psicólogo especializado en adolescentes y programado una cita. También se había puesto en contacto con un nutriólogo después de hablar con Riki. Sus interacciones con este último eran tensas, apenas intercambiaban palabras más allá de lo necesario, pero ambos compartían un objetivo: ayudar a Jake a recuperarse.

Sin embargo, lo que realmente lo había sacudido fue lo que vio el día anterior:

Como las pequeñas cicatrices de cortadas que tenía en el brazo.

Su corazón se rompió al notar las marcas, un testimonio mudo del dolor que el menor llevaba por dentro. Heeseung había experimentado mucho dolor en su propia vida: el abandono de su padre, la lucha de su madre contra el alcoholismo, el rechazo y el prejuicio por su situación económica. Pero nunca había llegado al punto de herirse a sí mismo. Saber que Jake lo había hecho lo llenó de una mezcla de tristeza y desesperación. Sabía que tenía que actuar, aunque eso significara tomar decisiones difíciles.

Una voz interrumpió sus pensamientos.
—Ya estoy aquí.

Heeseung levantó la mirada. Jake se acercaba lentamente, envuelto en ropa oversize que lo hacía parecer un peluche. Llevaba un cubrebocas y un gorro tejido que ocultaban parte de su rostro. Pero lo que realmente llamó la atención de Heeseung fueron sus ojos: apagados, sin vida. Ese no era el Jake que conocía. Ese no era su Jake.

Apagó el cigarrillo que tenía en la mano, aplastándolo contra el suelo antes de levantarse.
—Vamos.

—¿A dónde? Necesito avisarle a mi papá...

—No tardaremos. Solo acompáñame.

Jake no respondió, solo lo siguió en silencio. Subieron al auto de Heeseung, y el ambiente dentro del vehículo se llenó de una incomodidad palpable.