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Jake se despertó con un humor notablemente mejor que el del día anterior, algo que le trajo un alivio inmenso a Heeseung. Aunque todavía había sombras en sus ojos, el simple hecho de verlo sonreír, aunque fuera débilmente, era suficiente para que el mayor respirara con un poco más de calma.

Pasaron la mañana abrazados en la cama. Jake estaba más callado de lo habitual, pero el calor de los brazos de Heeseung era su refugio. El mayor, por su parte, no bajó la guardia ni por un segundo. Había salido temprano a comprar una pastilla que estimulara el apetito de Jake, sabiendo que, aunque pequeño, ese sería un paso hacia su recuperación.

– Tómate este suero, amor, y ve poniéndote el uniforme – dijo Heeseung mientras se inclinaba para besar la frente de Jake. Su tono era suave, pero con esa firmeza que hacía imposible cuestionarlo.

Jake obedeció sin protestar. A pesar de que todavía no entendía por qué Heeseung seguía cuidándolo después de todo lo que había pasado, no tenía fuerzas para resistirse. Una parte de él quería demostrar que podía estar bien, aunque sabía que estaba lejos de eso.

Mientras Jake se arreglaba lentamente, Heeseung se encargaba de los detalles: había lavado el uniforme del día anterior en la madrugada y enviado un mensaje a la madre de Jake avisándole que lo llevaría a la escuela. También había pedido a su padre que dejara en su casa los cuadernos que el menor necesitaría. Todo estaba perfectamente calculado para que Jake no tuviera que preocuparse por nada.

En el auto, las canciones de BTS llenaban el ambiente. Jake no pudo evitar rodar los ojos.

– ¿Por qué siempre pones las mismas canciones? – murmuró, intentando ocultar una pequeña sonrisa.

Heeseung se encogió de hombros mientras sonreía. – Porque sé que las odias, y me encanta molestarte un poco.

Jake soltó una pequeña risa. Por primera vez en días, algo tan simple como un intercambio de bromas parecía hacerle bien.

– Iré por ti para que tomes la pastilla y comas algo en el almuerzo – dijo Heeseung mientras estacionaba el auto frente a la escuela.

– ¿Una pastilla más? ¿No basta con esta? – Jake suspiró, aunque sabía que resistirse era inútil.

– Tienes que tomarla cada vez que quieras comer, amor. Es por tu bien – respondió Heeseung con ese tono de “esto no es negociable” que tan bien manejaba.

Con un beso rápido, ambos se despidieron y se dirigieron a sus respectivas aulas.

Las clases comenzaron, y aunque al principio Jake no se sentía con ánimos, algo cambió. Por primera vez en semanas, logró prestar atención y participar en las discusiones. Sus amigos, especialmente Sunoo, no pudieron ocultar su sorpresa.

– ¡Jakey, qué bien que te sientas mejor! – exclamó Sunoo, abrazándolo por los hombros mientras caminaban hacia la cafetería.

Jake se encogió de hombros. No estaba completamente bien, pero el efecto de la pastilla y la presencia constante de Heeseung lo ayudaban a avanzar, aunque fuera un poco.

Cuando llegaron a la mesa, ya estaban todos allí, excepto Sunghoon. Heeseung se unió poco después, cargando con la comida.

– Aquí tienes tu pastilla, bonito. Y traje dos rebanadas de pizza para ti – dijo Heeseung mientras colocaba el plato frente a Jake.

– No tenías que molestarte tanto – murmuró Jake, aunque aceptó la comida sin protestar.

De repente, Jake sintió que el ambiente cambiaba. Alguien se sentó a su lado, y al girar la cabeza, vio que era Sunghoon.

DOXEO -𝙃𝙚𝙚𝙅𝙖𝙠𝙚📱🖋️- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora