¡Hola lectores! Espero y hayan esperado una actualización.
Quería hacer este capítulo más corto pero no llegué a darme cuenta cuando ya llevaba más de 5 mil palabras por alguna razón jaja.
Siento que este capítulo principalmente es mejorable así que si en algún momento re-edito alguno empezaría con este.
Por cierto les recomiendo pasar al prólogo si es que gustan para que vean un par de imágenes que generé con inteligencia artificial en base a la descripción del personaje. No es necesario ya que puse algunas en los banners pero si gustan darle un vistazo... ☆ミ
En fin, estaré haciendo una presentación en cada capítulo, aunque sea un copia y pega.
No olviden comentar y dejar sus votos para que haya algo más de interacción(Gracias a las personitas que se toman el tiempo de comentar cosas bonitas <3).
Si tienen dudas las responderé, si son dudas que incluyen la trama del capítulo las responderé en la siguiente introducción :3
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Caminaba solo por la ciudad costera disfrutando del ambiente templado y la suave brisa marina. El murmullo relajante de las olas rompiendo en la orilla y el trinar de las gaviotas sobrevolando el cielo despejado.
Había pasado más de un mes desde que llegué a este pueblo junto al mar y aunque no podría decir que me he llevado una buena impresión de todos sus habitantes, al menos los paisajes y las brisas oceánicas compensaban el trato tosco de algunos.
Cerré los ojos y aspiré profundamente. Después de tantos días de intensas y agotadoras misiones mágicas, este breve momento de paz caminando a solas por la playa era justo lo que necesitaba.
Mis pasos me llevaron casi por inercia a uno de los pocos lugares donde más confianza había encontrado desde mi llegada... La tienda de rosquillas. Al cruzar el umbral, una tenue sonrisa se dibujó en mis labios.
— ¡Sadie! — La llamé con genuino entusiasmo al verla distraída con su celular.
Ella levantó la mirada y me sonrió dulcemente, como era habitual en ella.
— Oh, días sin verte ____. Me alegra verte de nuevo. — Me saludó afablemente.
— Lo mismo digo. — Le respondí con una sonrisa, tomando una pequeña lata de refrescante jugo de las heladeras antes de acercarme al mostrador. — Han sido unos días duros de misiones con las chicas... — Agregué con una sonrisa nerviosa, dejando un billete sobre el mostrador.
Era reconfortante estar aquí después de tantas peligrosas "aventuras" mágicas.
— Imagino que volverías hecho un desastre. — Bromeó ella con una risita. — Pero me alegra verte de una pieza. Cuéntame, ¿cómo te está yendo con Steven y las demás? —
