¡Hola lectores! Espero y hayan esperado una actualización.
Esta parte me ha gustado bastante aunque fue tediosa de escribir. Si esto fuera un Anime aquí terminaría su primer temporada xD. Espero y les guste el resultado.
Este es el capítulo más largo hasta el momento con casi 9 mil palabras... Aveces olvidó que debo terminar los capítulos, jajá... También me gustaría explorar un poco el pasado de Rayito en algún momento, ya qué siento que así le dará más vida al personaje y explicaría algunas cosas del prólogo. Igual aquí ya he contado algo de su historia... Al menos su momento más importante. ☆ミ
En fin, estaré haciendo una presentación en cada capítulo, aunque sea un copia y pega.
No olviden comentar y dejar sus votos para que haya algo más de interacción(Gracias a las personitas que se toman el tiempo de comentar cosas bonitas <3).
Si tienen dudas las responderé, si son dudas que incluyen la trama del capítulo las responderé en la siguiente introducción :3
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Con mis apenas 6 años cumplidos caminaba por los ruidosos y caóticos pasillos de la escuela, esquivando torpemente a los chicos mayores que pasaban corriendo a mi alrededor, mientras mordisqueaba distraídamente el pequeño sándwich que había comprado en la cafetería.
Al entrar al ajetreado salón de clases, inmediatamente sentí la mirada de algunos posarse sobre mí.
Tragué saliva nerviosamente, sintiendo las migajas pegándose en la comisura de mis labios.
— ¡Sí, lo ha dado, yo lo vi! — Exclamó un chico con una amplia y maliciosa sonrisa dibujada en su pecoso rostro.
— ¿Qué pasa...? — Pregunté con cierta timidez, limpiando torpemente las migajas de mi boca con la manga de mi camiseta.
Esos chicos rápidamente me voltearon a ver con evidente interés, haciéndome sentir un tanto intimidado.
— ¡Marsh ha dado su primer beso! — Respondió un segundo con claro regocijo en su voz, moviendo sus pies en un inquieto vaivén lleno de energía contenida.
Sentí mis mejillas enrojecer al instante, mis ojos muy abiertos por la sorpresa. Un beso... Esa simple palabra hizo un nudo en mi estómago.
— ¿Si...? — Pregunté mirando fijamente a ese chico en busca de una confirmación.
— ¡Fue asqueroso! — Espetó nuevamente el primero con evidente repulsión.
— ¡Claro que no! Fue... Agradable... — El niño de nombre Marsh replicó con timidez, desviando la mirada mientras sus mejillas adoptaban un suave tono carmesí.
