— ¿Ya es bien tarde no vas a despertar? — pregunta una voz masculina.
Pregunta una voz masculina, ¡Pero si yo vivo sola! Abrí los ojos en un santiamén, puede ver a un hombre alto y rubio parado frente a mí.
— Vete de aquí o llamaré a la policía, y si se te ocurre tocarme gritaré — le advertí al hombre.
El hombre trato de hacerme un gesto para que callará, no le hice casi y empezé a arrojarle libros, pero lo que en verdad me aterró fue que los libros atravesaban su cuerpo sin dificultad alguna, grite por ayuda. Álex mi mejor amiga y vecina entró de repente, ella tenía una una copia de la llave por si me pasaba algo.
Lo que me extrañó es que pasó justo al lado del chico y no lo vio.
— ¿Que tienes escuché tus gritos desdé mi departamento? — me preguntó preocupada.
— ¡Ahí! — le señale al chico.
— Ahí no hay nada Emily.
— Pero está ahí, yo lo veo.
— Lo más probable es que solo sea producto de él cansancio, se ve que nos has dormido bien es mejor que no vallas a la universidad.
— No me quiero quedar con el.
— Estarás bien, aquí está mi número por si pasa algo y verás que con un poco de descanso estarás mejor si.
— Está bien.
Y Alex procedió a irse. Me cubrí completamente con las sábanas, intentando convencerme de que era solo producto de mi imaginación, después de unos segundos me quedé dormida, cuando desperté ya era de noche ya no estaba el chico.
Salí a la cocina aver que podía prepararme, abrí la nevera...
— Se que no empezamos de la mejor manera — expresó la voz masculina de antes.
De la imprecisión cerré la puerta de la nevera muy fuerte, y tome una sartén y le di un golpe en la cabella al chico, pero está siguió su curso sin lastimarlo, como si no estuviera ahí. Me tiré en el suelo y me hice bolita.
— Aquí no hay nadie, aquí no hay nadie — me repetí una y otra vez para no terminar callendo en la locura.
— No te voy a hacer dañó — me dijo el chico.
— ¡Mientes! — le grité.
Intento agarrarme el brazo, y yo me estába preparando para lo peor, pero no sentí su agarré, al fijarme mejor me di cuenta que nisiquiera podía tocarme.
— No quiero ni puede hacerte dañó — declaró el sentándose en el suelo.
— ¿Quien eres y qué eres?
— Seré tu ayuda— dijo con simplesa.
— ¿Ayuda para que? — pregunté.
— Recuperar tu vida.
— ah...
— Soy Antoní Leroy, el libro me envió a ayudarte a superar tu pasado, estaré aquí hasta que mi misión esté completa.
— ¿Estás drogado?
— No.
— Eso no es posible.
— lo es. Ho como explicarás el hecho de que un hombre, muy parecido al de tu libro haya aparecido en tu casa, el cual no puedes tocar y que sabe sobre toda tu vida.
—No sabes sobre mi vida, nisiquiera te conozco.
— 28 de septiembre del 2011, te caíste de tu cama por estar saltando en ella, y te hiciste esa pequeña cicatriz en la frente.
— Eso no prueba nada.
— 30 de noviembre del 2022, no querías ir al baile de graduación, así que tu padre se quedó a ver todos los capítulos de un drama coreano contigo. — eso nadie lo sabía solo mi padre y yo — 10 de marzo del 2015, tenías diez años cuando murió tu gato que amabas copito. Tú nombre es Emily Rose Watson Morgan, naciste el 10 de enero del 2005, pesaste tres 3 kg, y eras una bebita muy sonriente.
— ¡ Como sabes todo eso !
— Es mi deber saberlo porque vine a ayudarte. Volverás a sonreír, y a vivir la vida con entusiasmo.
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Entré la fantasía o la realidad.
Fantasitanto la fantasía como la realidad son buenos para nosotros, sólo hay que hallar el equilibrio entre ellos. Una tarea un tanto difícil para Emily Watson.