➼ Capítulo nueve

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Zabdiel se sujeta del volante, mirando desde el espejo retrovisor la escena de padre e hijo riendo y conversando animadamente, ambos en su propia burbuja

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Zabdiel se sujeta del volante, mirando desde el espejo retrovisor la escena de padre e hijo riendo y conversando animadamente, ambos en su propia burbuja. Zabdiel escuchaba atentamente todo lo que Christopher y su pequeño hijo conversaban y se permite mirar el brillo en los inocentes ojos del menor al escuchar a su padre prometerle que le compraría algodón de azúcar y que ganaría cientos de peluches para él. El alfa sonríe inconscientemente, junto con una extraña sensación cálida en el pecho.

— ¡Señor gruñón! — Zayn le llama con
una animada sonrisa — ¿Ya llegamos?

Zabdiel sonríe y niega lentamente. Realmente prefería mil veces el apodo de "ZabZab"

— Aún no, pequeño — dice sin dejar de mirar al frente y sin borrar su sonrisa — La feria está un poco lejos, está fuera de la ciudad — explica.

Zayn asiente ante la respuesta con un
ligero puchero en sus labios, pues aunque el realmente está emocionado por llegar ya a la feria, sabía que debía ser paciente.
Tal y cómo su papi le ha enseñado.

El camino no era para nada silencioso, había música infantil sonando en el auto, a petición del pequeño Zayn quien con un simple puchero logró convencer a Zabdiel  para poner música. Christopher tarareaba y miraba con una sonrisa brillante a su pequeño hijo, quien disfruba de la música y cantaba a todo pulmón con su vocecita ligeramente chillona.

Pero pronto el alfa da un ligero brinco desde su asiento al escuchar al omega y al pequeño chillar de emoción.

— I got a ponytail, I got a pony tal! —
comienza a cantar Zayn con una gran
alegría, mientras intentaba bailar desde su
asiento la coreografía que su tío Innie le
había enseñado.

— I got a Pp-p-p-pp-p-ponytal — Christopher le siguió alzando sus brazos al aire con Zayn imitandole y siguiéndole cómo podía.

— ¡Vamos señor gruñón! ¡Cante! — le dijo el pequeño Zayn y sin pensarlo mucho
Zabdiel se les unió, mientras reproducían una y otra vez aquella pegajosa canción infantil que el menor le comentaba una y otra vez que su tío Eriick le enseñó.

Cuando finalmente llegan, Zabdiel  paga la
música y estaciona su auto memorizando
en qué fila del estacionamiento se estacionó. El alfa es el primero en salir y con grandes pasos rodea su auto para abrir la puerta del copitolo, ignorando la mirada confundida de su asistente y simplemente le sonríe inocente.

El pequeño Zayn ya los espera con los brazos abiertos y con su bonito rostro
expresando toda la emoción que sentía, pero esta vez no extiende sus brazos en dirección a su padre, si no hacia Zabdiel  y este mira al omega pidiendole su permiso, pues él pequeño quería ser cargado por él.

— Está bien, puedes hacerlo — Christopher le da luz verde y el alfa asiente con una ligera sonrisa.

Zabdiel toma al pequeño en sus brazos
después de desatarle el cinturón de seguridad a Zayn. El menor suelta una risita al ser llevado por el alfa en sus hombros y prenden marcha hasta la entrada de la feria, con Zabdiel  jugando con Zayn al avión mientras que el pequeño extendía sus bracitos por los lados y el alfa hacía soniditos de avión con su boca. Christopher sólo iba detrás de ellos asegurándose de que su hijo no cayera de espalda, listo para extender sus brazos y salvarlo. El alfa paga las entradas y Christopher se compromete a pagar la cena, pese a saber que la invitación había sido hecha por el alfa.

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