-Ana, ¿Estás bien?
Estaba sentada en la cama. Todo era muy confuso, no sabía exactamente que acababa de pasar.
-Sí... sí, estoy bien, tranquilo Jackson.
Ya casi no recordaba que se encontraba Jackson en la habitación.
-¿Y Daniel? ¿Dónde se ha metido?-Pregunté, curiosa.
-Se ha ido en busca de la doctora.
-¿Para qué?
-¿Cómo que para qué? Has estado unos instantes con los ojos en blanco y sin responder a lo que te decíamos. Estabas como... ida.
Justo en esos instantes la puerta de la enfermería se abrió, primero pasando Daniel y tras él, la Dra. Parker.
-¡Oh! ¿Te encuentras mejor?-Fue Daniel quien me habló.
-Sí, solo ha sido un pequeño mareo.
La Doctora Parker me hizo un gesto para que abriera los ojos, y me puso una luz enfrente de ellos, para que los moviera de un lado a otro. Luego me puso la mano en la frente y frunció el ceño.
-Ves bien, la temperatura es normal... habrá sido un mareo. Es normal, has estado todo el día tumbada sin hacer nada, y ahora al levantarte...
Asentí con la cabeza.
-Bueno chicos, Ana tiene que descansar. Iros a vuestras habitaciones, que supongo que tendréis deberes que hacer.
-Sí, yo ya me voy. Nos vemos mañana, Ana. Mejórate. -Dijo Jackson, mientras salía por la puerta.
La doctora salió y tras ella iba Daniel.
-¡No!-Grité.
Daniel se giró con brusquedad.
-¿Te pasa algo? ¿Estás bien?-Preguntó, preocupado.
-Sí, yo solo quería decirte una cosa antes de que te fueses. No te vayas, espera unos minutos. Seré breve.
-Sí, claro. ¿Qué ocurre?
-Sólo quería saber... Ese helado...
Al chico se le curvaron los labios.
-Tranquila, ya te traeré otro mañana. Es que cuando te has mareado se te ha caído al suelo, y lo he tenido que tirar...
-No es eso. Es solo que... no me he mareado.
-¿Cómo?
-Estaba como en un sueño.
-¿Qué tipo de sueño? ¿Era bueno?
-Sí, bueno, eso parecía. Era, ¿Cómo decirlo? em... inocente.
-¿Inocente? ¿Qué quieres decir?
-Me encontraba en una habitación llena de peluches. Había una niña llorando, y entró un niño para hacerla recapacitar de que su enfado no tenía sentido alguno, era por una tal... Bubú o...
-¿Lulú?-Dijo él abriendo los ojos.
-¡Sí! Ese era el nombre. -Dije con entusiasmo, hasta que empezó a borrarse la sonrisa de la cara cuando mi menté empezó rápidamente ha hacer un rompecabezas. Había algo que no cuadraba.-¿Cómo sabías el nombre? Yo no te lo he dicho...
-También podrías decirme ahora mismo, que lo que me querías decir de ese helado...
-Era lo que había soñado.-Terminé la frase por él.
¿Cómo sabía esas cosas?
No pude saberlo, porque Daniel se levantó de la cama, me removió el pelo, y salió por la puerta de la enfermería.
Pero otra pieza encajó, y es que lo único que tenía en claro, es que el niño de ojos grandes y azules de mi sueño, era Daniel.
ESTÁS LEYENDO
Morir para volar #Wattys2015
FantasyAna, una adolescente de 17 años, lleva unos meses que no para de tener la misma pesadilla: una noche, una habitación, unos truenos y un árbol con un dibujo que no termina de ver. ¿Será que intenta decirle algo? Intentando olvidar ese extraño sueño q...