Capitulo 3: Nuestro nombre

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Bruno se encontraba sometiendo al ladrón, quien estaba lleno de miedo y temblaba sin control. La mezcla de emociones en Bruno era abrumadora, los pensamientos y tormentos del día lo habían llevado a este punto, y la presencia del ladrón había sido la chispa que encendió su furia.

El ladrón, con voz temblorosa, balbuceó: "Lo siento, hermano, por favor, déjame..."

Bruno lo interrumpió con voz llena de ira: "Sería tan fácil callarte esa maldita boca para siempre". Aplicó un poco más de presión con el cuchillo en su garganta.

El ladrón, entrando en un pánico aún mayor, comenzó a suplicar desesperadamente a Bruno: "¡Por favor, déjame ir!"

Bruno comenzó a entrar en razón, bajando un poco la fuerza con la que sostenía al ladrón. Aprovechando esta oportunidad, el ladrón se defendió tomando el brazo de Bruno donde lo sostenía y liberando su magia de rayo. Una descarga eléctrica recorrió el brazo de Bruno, causándole un dolor paralizante. Bruno soltó el cuchillo, pero inmediatamente volvió a apretar el cuello del ladrón, sofocándolo aún más.

En medio de este enfrentamiento, Bruno notó un pequeño tatuaje en forma de coco en la parte baja del cuello del ladrón. Aplicando aún más fuerza, le espetó: "Eres de los malditos que atacó el almacén, ¿no es así? ¿Qué diablos quieren hacer con lo que obtuvieron?"

El ladrón, asombrado de que el ataque eléctrico no lo hubiera dañado más, miró el brazo de Bruno con sorpresa y respondió con dificultad: "Por favor, suéltame, no tengo nada que ver con esto, yo no... fui".

Bruno, frustrado por la negativa del ladrón, le amenazó: "Era de suponerse que habría más de ustedes. ¿Dónde se encuentran? ¿Quién es su líder? ¡Responde!"

El ladrón se negó a hablar, lo que llevó a Bruno a considerar una forma más drástica de hacerlo hablar. Sin embargo, justo en ese momento, escucharon la sirena de una patrulla acercándose rápidamente. Bruno se dio cuenta de que no podía quedarse en el lugar y arriesgarse a ser atrapado por la policía.

Bruno murmuró para sí mismo: "Estas situaciones parecen llegarme de la nada. Maldición". Luego, le dijo al ladrón con una última amenaza: "Parece que ellos se harán cargo de ti, así que para evitar que escapes..." Bruno apretó aún más el cuello del ladrón y lo lanzó con fuerza contra una pared cercana. El impacto hizo que el ladrón perdiera el conocimiento.

Bruno, mirando al ladrón inconsciente, le espetó con desprecio: "Nos vemos, tonto".

Luego, se dio la vuelta y rápidamente se alejó del lugar, tratando de dejar atrás las complicaciones de ese día y cumplir la promesa que le había hecho a su madre de no volver a meterse en problemas.

Bruno rápidamente salió de la construcción antes de que las patrullas llegaran. Al llegar al lugar, los policías bajaron de su carro y el oficial de policía ordenó: "Quédense donde se encuentren. Hemos llegado debido a reportes de vecinos por varios gritos y uso de magia en la calle de manera ilegal".

Al entrar en la residencia deshabitada, solo vieron al ladrón en el suelo, con una contusión en la cabeza y sangrando ligeramente. El oficial se acercó para brindarle primeros auxilios. El ladrón, al ver la cara del oficial, le dijo: "Me has salvado de una grande, jefe Nico".

El oficial, molesto, le reprendió: "Cállate. No está permitido llamarme por ese nombre fuera de la base. Al escuchar el reporte de un problema en esta zona, supuse que tenía que ver contigo, el único de mis hombres que es un inútil. Así que, ¿qué sucedió contigo, eh, Maluma?"

Maluma le respondió: "Parece que tenemos un pequeño problema para todo este plan. Un chico con el uniforme del colegio mágico logró sobreponerse contra mí y tuve problemas contra él. Mostró interés por mí, creo que logró ver lo del tatuaje".

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