Capitulo 10: El precio de la lealtad

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Minutos antes del disparo, en el centro del pueblo, el festival se llevaba a cabo de manera alegre. Puestos de comida, bocinas con música movida y personas bailando se mezclaban con vendedores de juguetes para niños y llaveros. Gandhi, con su característico traje café, observaba tranquilamente el desarrollo del evento desde un balcón del ayuntamiento, acompañado por Kikis, quien vestía una camisa amarilla y pantalón negro. El presidente, perdido en sus pensamientos, reflexionaba sobre todo lo que había pasado: el caso de Aaron, el grupo Vita Coco y las críticas del pueblo. Comenzaba a sentir que le fallaba a la comunidad. Al observar a la gente, Kikis se entristecía, ya que había llegado al poder con la emoción de mantener al pueblo seguro y llevarlo por un buen rumbo. Fragmentos de sus recuerdos cruzaban su mente: el momento en que se postuló para presidente, siendo elegido por las propuestas que tenía, e intentando llevarlas a cabo. En uno de sus primeros días, se presentó el nuevo jefe de protección civil, Reynaldo, con quien congenió muy bien, al igual que con su mano derecha, Gandhi. Reynaldo traía ideas muy buenas, las cuales, junto a Kikis, pusieron en marcha, logrando mejorar rápidamente el pueblo y reducir la inseguridad.

Sin embargo, Kikis sentía que nunca había hecho nada por cuenta propia y cuestionaba si realmente era digno del cargo. En ese momento, Gandhi lo sacó de su trance: "Señor Kikis, por su expresión, intuyo que le han afectado tantos comentarios. Si me permite, quiero decirle que no deje que le afecten. En estos momentos, tiene que mantener una mente fría para poder abordar todo de la mejor manera". Kikis lo miró y respondió sin mucho ánimo: "Gracias, Gandhi. Tienes mucho futuro por delante. Bueno, supongo que hay que dejar de lado los problemas. Es hora de la conmemoración de la fundación del pueblo". Dicho esto, Kikis tomó un micrófono, lo encendió y llamó la atención de todo el pueblo.

"Pueblo de Paso Hogar, ¡¡hoy se conmemora el centésimo aniversario de la fundación del pueblo, recordando a nuestro fundador Ezequiel Xedis!! Hace 100 años, Ezequiel, quien era un mercader proveniente de Horizon City, junto a un grupo de agricultores y mercaderes de toda la nación, cansados de las altas cargas de trabajo, las persecuciones a los comerciantes y la pobreza, buscaban un lugar para iniciar una nueva vida. Día a día perdían las esperanzas, pero Ezequiel siempre los animaba. Hasta que un día llegaron a esta hermosa tierra entre colinas, que dejó maravillado a Ezequiel, quien vio la oportunidad de crear un hogar para quien lo necesitara. Un lugar donde los viajeros pudieran descansar, recuperar fuerzas y sentirse bienvenidos, sin importar su origen o su pasado.

Así nació Paso Hogar, como un refugio para los desamparados, los soñadores y los buscadores de una vida mejor. Ezequiel y los primeros pobladores trabajaron incansablemente para levantar las primeras casas, cultivar los campos y establecer los cimientos de una comunidad unida.

La filosofía de Ezequiel era sencilla pero poderosa: 'Todo aquel que pase por aquí debe sentir que tiene un hogar. Nadie es un extraño en Paso Hogar'. Esa generosidad y hospitalidad se convirtieron en los pilares fundamentales de nuestro pueblo."

"Con el tiempo, muchos de los viajeros que llegaban a Paso Hogar decidían quedarse, cautivados por la calidez de su gente y la promesa de un futuro mejor. El pueblo creció y prosperó, manteniendo siempre vivo el legado de Ezequiel Xedis.

Hoy, cien años después, seguimos honrando esos principios. Paso Hogar sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que buscan un nuevo comienzo, un lugar donde todos son bienvenidos y nadie es juzgado. Ese es el verdadero significado de nuestro nombre y la esencia de lo que somos como comunidad". El pueblo aplaudió celebrando tal historia, sintiendo orgullo por aquella historia.

Sentadas en una banca del parque estaban Cinthya, Memi la mamá de Eli, Aly la madre de Alexis y Sofia la madre de Aaron. Todas ellas platicaban sobre cómo les estaba pareciendo el festival, pero Sofia ocultaba una tristeza detrás de su sonrisa, que Aly notó de inmediato al igual que las demás, pero no sabían cómo tocar el tema con ella. Por lo que decidieron dar un paseo por los puestos buscando que despeje su mente.

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