Capítulo 10 (Parte 2)

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Benjamín-

—¡Buenas noches, madre! —exclamo desde la puerta.

—¡En la sala de estar! —responde.
Camino hacia allá con una sonrisa en los labios.

Si alguien a principios de año me hubiera dicho que, justo ahora me encontraría con una sonrisa idiota en los labios, estoy seguro que le habría aconsejado dejar de abusar de sustancias. Pero me encuentro tan enamorado de toda su existencia, que hasta para mí resulta increíble.

Mi madre me espera con una sonrisa y Megan agita la mano. Río por causa de su pijama de ositos.

Saludo a mí madre con un beso en la frente, y sin pensarlo beso la de ella. Me detengo en seco mirando sus ojos preparado para disculparme cuando me sonríe.

—También es bueno verte —dice sin borrar la sonrisa. Me relajo.

—¿En dónde estabas? —interroga mi madre.

—Salí con Sabana después de clases, sabes que uno de nosotros requiere mucha atención.

—Ese eres tú, ¿Cierto? —se burla Megan.

—Obviamente —ella ríe —. ¿Qué estaban haciendo? —me siento junto a ella.

—Estábamos esperando que comience una película —observo el televisor.

Megan se remueve un poco incómoda.
Prácticamente vive en mi casa y se incómoda. ¿Es en serio?.

—¿Cuál película?.

—Van a pasar toda la saga de Crepúsculo, ¿Quieres verla con nosotras? —pregunta dudosa.

—Por supuesto. Adoro a Edward —me mira con una sonrisa —. Digo, a Bella, si quise decir a Bella —corrijo haciéndola reír.

Sonrió. Logré mi propósito, hacerla sentir cómoda.

—Iré por unos bocadillos —anuncia mi mamá levantándose del sofá.

—Te ayudó —me ofrezco.

Quiero comentarle a mi madre sobre los planes de Ian y míos. Quiero tener su aprobación con respecto a la pulsera.

Llegamos a la cocina, buscamos los aperitivos necesarios.

—Mamá —captó su atención —, quiero enseñarte algo.

Me acerco a ella sacando la pequeña caja se mi bolsillo. Me deshago se la bolsa y la abro rápidamente.

—Hoy fui con Sabana —miro hacia la puerta — e Ian a comprar un obsequio para Megan, y luego vi esta pulsera y no pude evitar comprarla —se la enseño. Ella la toma —. ¿Qué te parece? ¿Crees que a Sabana le guste? —digo ansioso.

Sus ojos deslumbran tapando la boca con su mano.

—¡Es preciosa! —exclama lo más bajo que puede —. Estoy segura que le va a encantar. ¡Y es una rosa! Me recuerda a la Bella y la Bestia.

—¡Por eso la compré! —digo con más emoción de la quise —. No sé si a ella le gusta esa princesa, pero es mi favorita, así que no creo que le vaya a importar.

—Estoy segura que le encantará —me mira sonriendo —. Te has convertido en un hombre detallista, mucho más de lo que esperé —se burla.

—Siempre dijiste que el amor te cambia, pues a mí me convirtió en esto.

—Me encanta, todos podemos notar lo feliz que te hace.

—Todos menos mi padre —mi sonrisa flaquea. Me mira con cierta tristeza —. Pero estoy seguro que cuando la conozca, le encantará.

La abrazó y ella me corresponde.

—Pienso igual que tú. No podrá resistirse a sus encantos, mira como te tiene a ti —acaricia mi mejilla.

—Sin más burlas, por favor —bromeó. Ella mi mira sonriendo —. Supongo que así se siente ser feliz, me encanta.

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