Ǧ̷̭l̷̜̾i̵̭͆ṭ̶͑c̷̮̆h̶̬̉

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Spreen tuvo que desperdiciar los siguientes tres días de su bucle recuperándose de ser aplastado por la sirena, su cuerpo simplemente no estaba en condiciones para hacer demasiado. A pesar de que Juan lo curo en su mayoría eso no significa que Spreen recuperase su energía y de hecho se encontraba bastante débil, al punto de que mobs normales le estaban dando problemas, quería salvar a Juan, pero intentar hacerlo en estas condiciones simplemente sería inútil, además de que era mucho más sencillo que volviera a lastimarse por lo que perdería incluso más tiempo. No es una decisión que le gustara, pero era necesario si quería cambiar las cosas.

“Grabación 10, si estoy en lo correcto han pasado dos semanas desde que estoy en este bucle intentando salvarte, es difícil saber cuánto tiempo ha pasado cuando repites el mismo día una y otra vez. Lamento no haber hecho nada durante esos tres días, realmente no podía hacer mucho más que dejarte morir como normalmente lo haces hoy, en serio lo siento Gafotas.” Spreen dio un pequeño suspiro antes de continuar. “Después de eso también me pase una semana entera farmeando cosas, especialmente tótems de la inmortalidad, no me gusto dejar que las cosas siguieran su curso por tanto tiempo, pero no puedo arriesgarme a estar tan cerca de la muerte otra vez, especialmente cuando no se si volverás a salvarme, sé que vos lo entendes aun si no te lo he dicho.” Spreen mordió su labio levemente, no tenía por qué seguir hablando, pero una parte de él quería hacerlo en caso de que le enseñase estas grabaciones a Juan en algún futuro. “Espero que te gustaran mis regalos, sé que no los recordas al día siguiente, pero pensé que necesitabas al menos una cosa buena en un día tan horrible, especialmente mientras no podía hacer nada para ayudarte … volveré a intentar evitar la muerte de Drako, espero tener éxito esta vez.” Dicho eso Spreen dejo de grabar aquella nota de voz, en ese tiempo había tomado fotos y videos sobre lo que sucedía al final del día, recopilando evidencia para obligar a Drako a escucharlo esta vez.

Spreen se había comenzado a levantar más temprano todos los días, a una hora donde todos los demás se encontrarán dormidos para poder trabajar sin ser molestado y claro para dejar un regalo a las puertas del santuario que Juan veía una vez despertaba. El oso a veces dejaba una caja con postres, algún que otro material valioso y una vez dejo pintura nueva para que Juan pudiera pintar, sabía que en esos días no podía salvar a Juan pero al menos podía hacer que tuviera un momento feliz antes de la tragedia, Spreen no podía evitar sentir un sentimiento cálido cada vez que veía al castaño llegar sonriendo al anuncio de su padre cosa que solo hacía desde que dejaba esos pequeños detalles, aun no estaba cerca de cumplir con su objetivo, pero ver que Juan podía empezar el día un poco más alegre gracias a él lo motivaba a seguir intentando.

Nuevamente emprendió vuelo a casa del hechicero para dejar su regalo en la puerta, esta vez en lugar de irse simplemente voló para caer sobre el techo del santuario, le daba un poco de curiosidad saber cómo es que Juan reaccionaba a sus pequeños regalos. A pesar de ser temprano Juan se levantó al escuchar los fuegos artificiales que Spreen usa para impulsarse con las elytras, obviamente el primer pensamiento del castaño fue que alguien vino a jugarle una broma o bien que alguien quería robarle, rara vez venia gente con buenas intenciones. “¡MAS LES VALE QUE MIS ESCALERAS ESTEN COMO SIEMPRE!” Juan se apresuró a bajar de su habitación para ir a la puerta de su santuario, para cuando llego ya no había nadie cerca, lo que si había era un ramo de flores justo a sus pies.

Juan lo junto con cuidado, mirando a su alrededor una vez más intentando buscar a quien sea que lo había dejado, pero estaba completamente solo. El ramo no era ni muy grande ni muy pequeño, siendo conformado mayormente por flores rojas y azules, claramente haciendo referencia a su vestimenta de hechicero, estas estaban envueltas en un papel de color dorado y atado con un listón verde, quizá no era la mejor combinación de colores, pero claramente estaba hecho para él ya que la envoltura era de los mismos colores que su collar. “Que lindo.” Dijo Juan para sí mismo mientras una sonrisa se dibujaba en su cara. “¡Puerco! ¡Creo que tengo un admirador secreto!” Exclamo el hechicero bastante contento volviendo a entrar en su casa, buscando algún lugar para colocar el lindo regalo y evitar que las flores se marchitaran. La misma sonrisa se dibujó en la cara de Spreen al escuchar a Juan tan emocionado, habiendo saciado su curiosidad salto del techo evitando usar los fuegos artificiales con tal de no alertar a Juan de que seguía ahí, dirigiéndose a casa del científico para intentar esto una vez más.

Imposible • SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora