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"Mi nombre es Abril Garza y acabo de conocer a una chica linda."

—Abril.

Hacía dos semanas, tres horas y cinco minutos, Samantha me había besado.
A la vista de todos los estudiantes en la cafetería. Y sin lucir siquiera avergonzada.

Ese había sido mi plan, que me besara.

Lamentablemente ese plan no había resultado como yo lo había previsto.
Y las consecuencias no me gustaban. Samantha no había sido proclamada la nerd más estúpida por besarme, en cambio todas la miraban con lastima. Yo seguía siendo la perra porque, a pesar del "no" de Samantha a Raul antes de besarme, nadie creía que ese acto lo hubiera hecho voluntariamente. Ni siquiera yo.

Para mi sorpresa el periódico escolar no publicó nisiquiera una nota diminuta de lo ocurrido entre Samantha y yo. Ni en la sección de "rumores rosados" ni en la de "último momento."

Y para confirmar que toda la escena del beso había sido imaginada por mi, y que en realidad nunca había ocurrido, Samantha no parecía querer hablarme, no se acercaban a más de dos metros de mí...y tampoco me miraba de reojo.

Me sentí estúpida cuando, días después de aquel beso, me di cuenta que yo pasaba cada segundo en las clases que compartíamos buscando su mirada. ¿Por qué ella me estaba ignorando? Si, quizá podría preguntárselo. Pero no me atrevía

¡Maldito fuese el momento en que yo me había quedado de pie paralizada en vez de haber salido corriendo detrás de ella a exigirle una explicación! Si aunque sea me hubiese dicho que me odiaba, que quería alejarse de mí, que yo era una perra, yo no estaría tan inquieta y desesperadamente buscando una respuesta.

Una respuesta que en realidad ya la sabia, pero no queria aceptarla aún.

La había descubierto tan repentinamente que aún me costaba asimilarla. Porque cuando cerraba los ojos no podía dejar de ver un rostro fino, con cejas indefinidas, su pelo azul y esos labios... Y juro que en ese momento sentí una punzada en mi pecho y mi estómago se estruja cuando algo cosquilleó allí adentro.

¿Cómo pude enamorarme de Samantha Rivera?

Esa pregunta no tenía respuesta.

—Y recuerden que la próxima clase hay examen. Que tengan un divertido fin de semana, adiós.—Se despidiera maestra saliendo del salón.

Rejunte mis cuadernos y lápices de mala manera, sin levantar la mirada, y me apresuré en salir. Había avanzado dos pasos cuando choque con alguien. Alcé la vista y sentí unas enormes ganas de salir corriendo, en cambio, solo suspiré.

—Lo siento, no te vi.— Me disculpe, sosteniendole la mirada a Samantha.

Sus ojos no parpadearon.

Ella me miró por unos escasos segundos y asintió sin parecer afectada, dándose la vuelta y saliendo del salón. Odiaba admitirlo, pero me dolía que Samantha actuase como si no me conociera, o peor, como si no existiera.

Caminé por el corredor para alcanzar el primer autobús a mi casa. Quería llegar y acostarme, y dormir, y soñar con una vida feliz y...

—Nos vemos esta noche.— Oí decir a mi lado.

Reconocí la voz al instante.

—Claro, seguro.— Respondió otra vez.

También la reconocí.

Cuando alcé la vista las vi. A Rocío alejándose con prisa y Samantha mirándola con una sonrisa ladina.

—Así que...son novias.— Susurré lo suficientemente cerca para ser oída.

Ella estaba de pie junto a la puerta de la salida; me quedé allí.

—¿Qué?.— Dudó ella girandose para verme. Abrió los ojos como plato y frunció los labios.—No es mi novia.— Balbuceó bajando la vista.

—Ella es perfecta para ti.— Dejé salir sin motivo alguno.

—Como cualquiera otra chica...—Siseó apartándose de mí y saliendo al aparcamiento.

—No cualquier...— Apenas dije insegura.

Por alguna razón, me sentí atada a ella.
¿Otra vez siguiéndola, Ari? Sí, otra vez.

—Es cierto, creo que como tú serias perfecta.— Dijo ella en tono bajo.

No supe si lo había dicho para que yo no lo escuchara, o si contenía sarcasmo en el comentario. Lo que sí supe es que ella era consiente de mí a sus espaldas, siguiéndola a pasos agitados.
























mucho hate 😪
aquí tienen otro capítulo para que no me funen

Estúpida Rivera || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora