Extranjero en Eostia

I

Reclamación de derechos: No soy dueño de Naruto o Kuroinu, créditos a Kishimoto y el respectivo creador del hentai

Hablando: ¡¡¿Quién agarró mi último ramen?!!

Hablando mentalmente/pensamiento: 'Debías de haber dormido al Uchiha hace mucho tiempo'

Criatura hablando directamente/transformación: ¡Modo Kurama!

Conversación pasada: Algún día sere Hokage, ¡¡Créelo!!

Técnica/habilidad especial: ¡Rasengan!/¡Chidori!

Nota: Si ven faltas ortográficas, avísenme para corregirlas, también no se olviden de votar y hagan saber si les gusta el fic, ya sabes, los comentarios son el combustible del motor de un escritor; gracias por leer y disfruten.

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DESCONOCIDO

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Ira, odio, angustia, rencor y asco era todo lo que podía sentir Olga Discordia, reina De Los Elfos Oscuros. La que una vez fue la Gran Reina Oscura, aquella que de la nada hizo surgir su propia fortaleza en medio de tanta podredumbre como la que estaba manchando las ya perdidas tierras del norte, aquellas tierras abandonas de la mano del hombre e infestadas por legiones enteras de asquerosas razas bestiales.

Aquella Reina Oscura que fue el castigo de la humanidad al comandar con éxito a estas criaturas en contra de esta. Ella que fue tan recta y poderosa como para someter a estos seres durante siglos.

Pero, ¿por qué?

Simple.

Desde su nacimiento se vio obligada a observar como su raza era sometida a crueles tratos por parte de la humanidad, fue testigo del cómo los varones morían en las tierras de cultivo netamente como esclavos y las mujeres se reducían a ser el objeto de satisfacción de todo tipo de hombres humanos.

Cada memoria y experiencia se quedó grabada muy profundo en su mente. Vivió escondida durante años, pero eso no significa que no hizo nada, al contrario, se fortaleció y aprendió a controlar magia, para ser específico, magia oscura.

Así fue como su vida transcurrió lentamente, pero se volvió cada vez más y más poderosa; pronto necesitó un lugar al cual regresar, un lugar en el cual poder resguardar a su pueblo, un lugar al cualpoder llamar un reino.

Y cuando consiguió formarlo, este perdió su utilidad cuando la verdad se vio clara como el agua.

Lamentablemente lo único que pudo hacer fue rescatar a unos cuantos elfos. Al parecer su raza ya casi estaba extinta, no había muchos de ellos. Hasta que un día, encontró a una niña, Cloe, su fiel guardia, que en aquel entonces era tan solo una niña esclavizada por algún humano de la alta nobeza.

La niña era mitadelfa y mitadhumana, un híbrido producto de un ultraje de un hombre humano hacia una elfa esclava. Tristemente la madre de la niña había muerto cuando encontró a Cloe.

Logró rescatar a la niña con éxito y la llevó a su fortaleza donde la entrenó y crió; actuó como una madre para ella, no le importaba en lo más mínimo que ella no fuera una elfo de sangre pura. A estas alturas encontrar a alguien de su raza era una bendición que no podía desechar.

Aunque fue la última bendición que caería sobre ella en mucho tiempo.

Desde que comandó por primera vez a las monstruosidades del Norte de Eostia libró una batalla en contra de la humanidad, quería castigar a los humanos por todo lo que hicieron, y que mejor que hacerles lo mismo que ellos hicieron con su raza.