Capítulo V: Segunda oportunidad.

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Nueve meses atrás:

Haston;

Muevo mi mano por la cama en busca de la castaña de hermosas curvas y mirada hipnótica; pero lastimosamente, lo que halla mi mano, es un cama vacía. Abro los ojos y paso mi mano izquierda por mi rostro. Reparo la habitación y no me sorprende que sea un desastre. La sexy castaña y yo, lo hicimos en todos los lugares que nos fue posible. ¿Cómo pude tener tanta química con una mujer que acabo de conocer? ¿Por qué se sintió tan bien el sexo con ella? Camino en dirección al baño y me detengo frente al espejo al percatarme de que tiene algo grabado con labial rojo.

"Fue una noche increíble, chico del cual desconozco el nombre."

Sí, ella tiene la razón, fue una noche increíble, única y placentera. Me lavo la cara, cepillo mis dientes y me arreglo, ya que hoy debo visitar a mis padres. Descubro el vestido que le quité a la castaña ayer debajo de mi almohada. ¿Con qué ropa se fue? Quizá tomó algo prestado de mi guardarropa. Tomo la diminuta prenda y la coloco dentro del clóset, quizá pueda devolvérsela algún día. Salgo de mi habitación y enarco una ceja al ver a Heiner sentando en la sala con unas gafas de Sol y una bolsa de hielo en la entrepierna.

—Te preguntaría que te pasó, pero creo que es más que evidente. —musito con burla, logrando que haga una mueca y bufe por lo bajo. Al parecer a alguien no le fue tan bien anoche.

—En realidad no tienes la menor idea, hermanito. —asegura y ruedo los ojos. Heiner es muchísimo más mujeriego y aventurero que yo. Disfruta vivir la vida como si fuera a morir al día siguiente y aunque lo considero una locura; él ha vivido cosas bastante peculiares, y por peculiares me refiero a que he tenido que irlo a buscar a Las Vegas, pagar un abogado para que tramitara su divorcio, porque sí, el muy imbécil se casó con una chica bajo los efectos del alcohol. Por supuesto, todo eso no es del consentimiento de nuestros progenitores.

—Ilumíname. —le digo y él deja escapar un suspiro, se quita los lentes, dejándome ver un moretón en su ojo derecho. ¿En qué lío se metió ahora este loco de la vida?

—Verás, resulta ser que la morena no me resultaba tan atractiva después de todo y me fui a bailar con una castaña que me tenía babeando desde que la vi. —comienza a relatar y no puedo evitar pensar en la castaña que me acompañó durante toda la noche. No consigo entender cómo la calentura que teníamos fue más fuerte que cualquier señal de inteligencia, ni siquiera el nombre nos preguntamos.

—¿Y bien...? —cuestiono al ver que se ha quedado pensativo. Él sonríe de medio lado como si le gustara lo que está viendo en sus turbios recuerdos. Vuelvo a preguntarme, ¿él será pediatra dentro de tres años? ¡Madre Santa! Niego para mis adentros, debo admitir que a pesar de ser un mujeriego y amante del peligro, es muy inteligente y sabe lo que hace.

—Las cosa fueron subiendo de nivel y decidimos que queríamos follar. La llevé hasta mi auto y cuando estaba a punto de... Ya sabes, un tipo que salió de la nada, abrió la puerta de mi carro, la tomó a ella del brazo y una vez la alejó de mí, me golpeó. Créeme que me defendí, pero ese sujeto estaba entrenado y al ser separados por otros guardias de seguridad, era más que evidente que él también lo era. —termina de contarme y comienzo a reírme. Es que a Henier siempre le pasan este tipo de cosas... ¡Por Dios! Debería hacerse un exorcismo, de seguro su mala suerte se acaba.

—Entonces, no tuviste sexo anoche. —deduzco y él niega con una sonrisa.

—La castaña tiene manos de diosa y me hizo olvidar el dolor por completo. Además, es un monumento de curvas maravillosas...—me dice y no pasa desapercibido para mí que está completamente fascinado. ¿Le habrá llegado la hora a mi hermano?

¿Casualidad, destino o mala suerte? [Libro #3] [Saga Bebé] +18 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora