Capítulo VIII: Entre cuatro paredes.

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Alexa;

Las manos me tiemblan y agradezco poder ocultarlas bajo la mesa, ¿alguna vez estuve tan nerviosa como ahora? Lo cierto es que no, el pelirrojo continúa observarme a la espera de que sea yo la que comience a hablar, ¿por qué no lo hace él? Quizás sea por el hecho de que se encuentra peor que yo y hasta cierto punto lo entiendo. Porque vamos, su situación es peor que la mía, yo acabo de rencontrarme con el padre de mis hijos; pero él acaba de descubrir que tiene dos hijos de tres años.

—¿Cómo te llamas? —pregunto, ¿en serio, Alexa? ¿No había algo más inteligente que decir? Muerdo mi labio inferior y sonrío de medio lado en un intento de acabar con el ambiente tan incómodo que se ha formado en el despacho familiar. Verán, una vez salimos del estado de shock, mi mamá se llevó a los mellizos para que su progenitor masculino y yo pudiéramos charlar. El rostro de Oriana al darse cuenta de que el hombre del que tanto hablaba los últimos meses y el que aseguró se convertiría en su pareja y próximamente en el padre de sus hijos, es el padre de los míos, era digno de fotografiar.

—Es que la última vez se nos olvidaron las presentaciones. —agrego sintiéndome tonta por el comentario. ¿Qué demonios le pasa a mi gran coeficiente intelectual el día de hoy? Meneo la cabeza y decido por el bien de mi buena reputación, esperar a que el pelirrojo diga algo inteligente.

—Sí, estábamos muy ocupados con la boca para poder presentarnos. —musita y no logro contener la risa que suelto, él se contagia inmediatamente. Nos observamos por unos segundos, para luego volver a la seriedad inicial que teníamos. El tema que vamos a tratar es sumamente serio y aterrador. ¿Por qué aterrador? ¿Es tonto pensar que él puede intentar quitarme a mis bebés? Aunque no tiene motivos para hacerlo, es una probabilidad y...

—Soy Haston Stuart y trabajo como neurocirujano en el hospital en el que trabajan los padres de Oriana que resultaron ser tus tíos. —se presenta, carraspeo y extiendo mi mano, la cual acepta. Cuando su mano y la mía entran en contacto, observo la unión de estas.

—Alexa, mucho gusto, jefa de relaciones públicas y madre de tus hijos. —me presento esta vez, ante lo último sonríe de medio lado, ¿le agrada la idea de ser papá de mis bebés?

—Me siento realmente extraño y algo incómodo con esta situación; pero no me desagrada totalmente haber descubierto que tengo dos hijos... ¡Dos niños! —exclama como si acabara de darse cuenta.

—Te busqué cuando lo supe, y no encontré nada que me pudiera llevarme a ti. —le digo y asiente. En este país es casi imposible encontrar a alguien solamente con una descripción y aunque tenía una foto (que todavía conservo) no era precisamente una foto que se anda enseñando. Puedo asegurar que, si él se llega a enterar que tengo eso en mi poder, me demanda por exponer su privacidad.

—Me fui del país, en realidad solo vine de vacaciones, ahora dime: ¿Cómo se llaman los niños? ¿Cuál es su color favorito, película, comida, juguete? ¿Qué les gusta jugar? ¿Tienen alguna alergia? ¿Les gusta el helado? ¿Son traviesos? Supongo que deben serlo porque todos los niños a esa edad lo son. —comienza a bombardearme con preguntas, es raro ver como a alguien más le importan esas trivialidades de mis tesoros.

—Una pregunta a la vez, la niña se llama Hope y el niño Owen, ambos son igual de traviesos; pero una que otra vez uno sobresale por encima del otro. Hope es alérgica a la miel y Owen al maní, lo que lo enoja mucho porque en verdad lo ama; lloró por tres horas seguidas cuando le dije que lo que tanto le hacía daño era lo que más le gustaba. El color favorito de Hope es el púrpura, sin embargo, prefiere el rojo en algunas ocasiones. Mi pequeño príncipe ama el verde y dice que quiere tener un jardín para él solito. Aman el helado, él prefiere vainilla y ella chocolate. En cuando a la comida, definitivamente el espagueti los vuelve locos y Hope obliga a Owen a ver Frozen seis veces seguidas, lo mismo pasa cuando él ve el Corcel Indomable. Aman jugar cualquier cosa que implique hacer enojar a mi hermana. —respondo todas sus preguntas con una sonrisa enorme en el rostro, no hay forma en la que pueda evitar sonreír si me estoy refiriendo a los niños.

—Son hermosos...—agrega, y asiento.

—Se parecen a ti. —resalto lo obvio. Ignoren el hecho de que le dije que es hermoso, lo que no está nada lejos de ser cierto. Recuerdo muy bien la noche en la que estuvimos juntos, sus ojos grises, sus labios, sus cejas y su... ¡Por Dios, Alexa! ¡¿En qué demonios estoy pensando?

—Por eso no me cabe duda de que son míos y quiero formar parte de sus vidas y darles mi apellido. Espero estés de acuerdo con eso. —me dice, ¿cómo no estarlo? Dejo escapar el aire que no sabía estaba conteniendo y con una sonrisa digo:

—Claro, son tus hijos también y tienes todo el derecho de estar con ellos, solo debemos ir despacio. Son muy pequeños y no quiero que esta situación los afecte, con paciencia y calma estoy segura de que te adorarán, es solo cuestión de tiempo. —aseguro, porque mis hijos son un amor y a la única persona que no soportan es a Oriana, o como suele decir Hope: Olina.

—¿Tú y Oriana...? —cuestiono, ¿qué tiene que ver eso con los niños? Lucho por no golpearme ante tanta estupidez que está saliendo de mi boca hoy.

—No, no, solo es hija de mis jefes, nada más. —aclara y no sé por qué me alegro. Quizás porque no veo a Oriana de madrastra de mis bebés y yo jamás estaría tranquila sabiendo que ella estará más cerca de lo necesario de ellos.

—¿Eso sería todo por hoy? —pregunto y él lo piensa por un momento.

—¿Podemos salir mañana a tomar algo? —inquiere. —Con los niños, claro está, quiero comenzar a estar presente desde ya. —aclara con rapidez.

—Claro, te doy mi número no vaya a ser que te vuelvas a ir otra vez y no sepa cómo encontrarte.

—Jamás volveré a irme de sus vidas, eso puedo asegurarlo.

¿Casualidad, destino o mala suerte? [Libro #3] [Saga Bebé] +18 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora