¿Casualidad, destino o mala suerte? [Libro #3] [Saga Bebé] +18 ✅

Capítulo IX: ¿Qué acaba de pasar?

Alex;

El hecho de haberme encontrado por casualidad al padre de los mellizos, no me ha permitido dormir bien; razón por la cual, tengo unas muy evidentes ojeras debajo de mis hermosos ojos café. Llevo la taza de café a mis labios, relamo estos deleitándome con el exquisito sabor que tiene. ¿Cómo pueden existir personas en el mundo que no amen esto? En fin, para gustos los colores. Me coloco una falda alta color azul claro y una camisa blanca, acompaño eso de unos zapatos de tacón azul claro. Decido recoger mi cabello en una coleta alta y sacar dos flequillos. Dejo escapar un suspiro de cansancio, leves toques en la puerta me indican que ha llegado la nana de los mellizos.

—Buenos días, señorita Sullivan. —saluda con amabilidad, le regalo una sonrisa y después de darle las mismas instrucciones de siempre... ¿Qué? Mis hijos son mi mayor tesoro, cualquier cuidado es poco.

—Ya tomaron leche y cepillaron sus dientes. Como se acostaron tarde, se volvieron a quedar dormidos. Cualquier problema que tengas...

—Llamarla de inmediato. —continúa mi típica frase y asiento. Marie es excelente en su trabajo, y que mis bebés la adoren es una prueba de ello.

Conduzco hasta el hostel sin poder evitar que mi plática con Haston se repita una y otra vez en mi cabeza. Ayer quedamos en que saldríamos en la tarde con los mellizos a tomar helado. Vuelvo a suspirar al recordar ese momento, sin lugar a duda, tengo buen gusto. A pesar de que han pasado tres años, él sigue estando muy bien. ¡Alexa por Dios! ¿Tendrá pareja? ¿Otros hijos? ¿Quizás esposa? Supongo que son preguntas que iré respondiendo poco a poco. Observo los papeles que me ha traído mi asistente, y como ya he dicho, cualquier persona que me ve ahora mismo, pensaría que estoy muy concentrada en los informes que debería haber terminado de revisar hace media hora; pero la realidad es muy diferente.

—Te ves... —comienza Camille y la fulmino con la mirada, ella me regala una sonrisa. —Cansada, es lo que iba a decir, fiera.

—¿Cómo no estarlo? Hoy los mellizos conocerán a su padre, los nervios me están matando. ¿Y si es un mal hombre? —cuestiono, aunque Haston dijo que es neurocirujano y que mis tíos lo conocen, ¿qué pasa si en su vida personal no es alguien capaz de darle un buen ejemplo a mis bebés? ¿Y si se arrepiente de conocerlos y los lastima? Niego para mis adentros, debo dejar la paranoia de lado, es evidente la diferencia entre arriesgarte exponiendo tu piel, y arriesgarte exponiendo las piel de los más preciado para ti.

—Bueno, Alex, creo que ha mostrado interés, ya sabes. Si no quisiera formar parte de sus vidas, creo que no te hubiera dicho lo contrario; mucho menos pedirte que mis torbellinos tuvieran su apellido. —agrega, y sí, yo también he pensado eso, aun así, no consigo dejar que el miedo me abandone por completo.

—Supongo que es cuestión de tiempo...—susurro más para mí que para ella. Decido hacer un esfuerzo, y en contra de todo lo esperado; logro concentrarme en el trabajo.

Cuando el reloj marca las cuatro de la tarde, salgo de mi oficina y me encamino a casa. Los niños me reciben con abrazos y besos. Ellos son mi motivación, no importa que tan malo pueda ser un día en la oficina; al llegar a casa y ver sus caritas de felicidad, todo queda olvidado. Después de darme una ducha y pasarme más de media hora eligiendo algo apropiado para los mellizos y para mí, el timbre suena y sé que es él. ¿Ahora soy bruja? No, todavía no llego a tanto, sé que es él porque me ha enviado un mensaje.

—Hola. —le digo apenas abro la puerta. Se encuentra vestido de forma casual y aunque me exijo a mí misma mirar solamente sus ojos, no lo consigo. Haston tiene una muy buena complexión física, y si a eso le agregamos su belleza natural pues... Él me observa por unos segundos y luego se relame los labios, acto seguido un leve suspiro se escapa de estos. ¿A qué ha venido eso? Paso saliva con dificultad y...