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Hoy era jueves, y como de costumbre, debía dirigirse a la escuela. Con prisa, rebuscó entre sus pertenencias en busca de la caja de lápices que había adquirido recientemente. Recordaba haberla colocado entre su ropa para evitar que los traviesos perros la destrozaran, ya que había tenido esa experiencia una vez, y no deseaba repetirla. Tras un breve esfuerzo, finalmente encontró la caja, la abrió y extrajo un lápiz nuevo de ella. Sin embargo, sus ojos también se posaron en algo más: una pequeña cajita de cartón en la esquina del cajón. No recordaba haber guardado nada allí, lo que despertó su curiosidad.

Dentro de la caja, encontró objetos relacionados con su tiempo en seguridad pública: corbatas, alfileres, botones y agujas junto con hilos. Uno de los recuerdos le llenó de nostalgia: "Ah, ahora recuerdo. Aki me dio esto cuando cosió uno de mis botones que se había desprendido". Esta reminiscencia le inundó de melancolía; los días que pasó en aquel departamento habían sido de los más felices de su vida.

Pero había algo más en la caja. Deslizó los dedos debajo de las corbatas, botones y agujas, y descubrió una fotografía que había guardado hace meses. ¿De dónde había salido esa foto? No tenía la menor idea. La imagen retrataba a Makima, con una sonrisa tenue en los labios, una sonrisa que ahora Denji sentía de manera peculiar. Ella siempre irradiaba seriedad, incluso en la foto, donde lucía su saco y corbata habituales. Era del tipo de fotografía que podría figurar en un carnet de identificación. ¿Quizás le había pedido a Beam que le consiguiera una foto de Makima? Fuese como fuese, ahora estaba en sus manos, y Denji se debatía sobre qué hacer con ella.

No podía simplemente volver a guardarla en la caja; sentía que no era el lugar adecuado para una foto de ese tipo. Por otro lado, no podía dejarla en un sitio más visible, ya que Nayuta podría encontrarla y hacerle preguntas incómodas. Finalmente, optó por colocarla en su bolsillo, asegurándose de que estuviera resguardada mientras decidía dónde guardarla.

Durante el cambio de profesores en la escuela, Denji sacó la foto. La miró detenidamente, observando cada detalle: los ojos, el cabello rojizo y la sonrisa neutral. Todo en ella le cautivaba, y había mucho tiempo desde que no sentía que el amor que sentía por Makima resurgiera con tanta fuerza. La seriedad suave que Makima solía proyectar hacia él era lo que más extrañaba de todo. Deseaba que ella le dijera "buen chico", que lo guiara en qué hacer y en qué pensar... Pero se suponía que él debía ser su propio dueño, aunque no podía evitar anhelar las caricias de Makima. Guardo la foto.

"¿Por qué tuve que encontrar esta foto?" era un pensamiento que lo acompañó durante su camino a la escuela. Y mientras estaba en medio de las clases escolares, otro pensamiento le asaltó: "No es bueno para mí estar recordándola cuando estoy tratando de superarla".

Finalmente, sonó la campana del receso, y una avalancha de alumnos salió corriendo del salón. Cuando casi todos habían salido, Denji sacó otra ves la foto de su bolsillo y la contempló detenidamente otra ves.

—¿Quién es ella, tu novia? —una compañera de clases se dirigió a él.

Denji se volteo rápidamente. La chica que le había hecho la pregunta estaba justo a su lado.

—Claro que sí, bueno, exnovia o algo así —respondió Denji.

—No te creo. Una chica tan guapa no se acercaría a alguien como tú, Denji —bromeó ella, riéndose—. Bueno, tal vez tenga mal gusto.

—Ah, sí, tienes razón. No se fijaría en mí. Eso ya lo notaste tú misma.

La chica dejó de burlarse y su rostro se llenó de preocupación.

—Oye, Denji, solo estaba bromeando, no es para que te pongas triste.

—¡Qué! No estoy triste.

—Se te nota en la cara, Denji. Mis palabras te afectaron.

Conflicto de intereses NayutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora