Capítulo 7: La pérdida

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Kohaku ni siquiera se dio cuenta de en qué momento, en medio de su desesperación y llanto, había salido de su habitación y llegado a la entrada del castillo de Xeno. Su mirada estaba perdida y lo sabía, se encontraba totalmente ensimismada en sus pensamientos mientras pensaba en cuán doloroso era para ella lo que estaba sucediendo.

Ella no dejaba de pensar en que era increíble que Senku no se hubiera dado cuenta o en lo irresponsable que ella había sido en todas esas oportunidades. Se sentía culpable por haber permitido que su bebé muriera y ahora simplemente era una piedra que una y otra vez se incrustaba en sus entrañas. ¿Por qué las cosas tenían que ser tan crueles para ella en ese momento? ¿Qué había hecho para merecer tanto dolor?

Sin darse cuenta, las personas hablaban a su alrededor, pero ella no lograba escuchar nada, no veía los rostros de nadie, estaba todavía sin poder asimilar nada de lo que estaba ocurriendo. En poco tiempo había pasado de estar completamente feliz por estar junto a Senku a darse cuenta de que era una completa imbécil y había perdido a su hijo apenas enterándose de que existía.

Y, aunque ella entendía que no había tenido tiempo para encariñarse, su instinto maternal le impedía ver más objetivamente y sólo sentía un gran dolor en su pecho, que la oprimía, que casi no la dejaba respirar, pero que al mismo tiempo la mantenía viendo a la nada, y sin saber cómo reaccionar.

Las personas a su alrededor seguían pasando y ella caminaba guiada por Senku, pero no sabía nada, no escuchaba a nadie, ni siquiera el mismísimo Senku. Su mente estaba sólo en los pensamientos de haber perdido ese pedacito de Senku y ella que estaba creciendo en su interior. ¿No sería mejor morir en ese momento? Pero al mismo tiempo sabía que podría tener luego otro bebé, ¿cierto? ¿O es que esa cosa llamada aborto podría dejarla sin descendencia?

La hicieron cambiarse de ropa, una bata de color azul con la abertura hacia atrás, las personas caminaban a su alrededor y Luna intentaba mantenerla calmada mientras tomaba su mano, siendo la única persona conocida presente en ese lugar extraño. Ese lugar que tenía tantas luces que parecía como si estuviera acorralada, se sentía débil y vulnerable, mucho más de lo que había estado en cualquier otro momento de su vida.

Una chica muy agradable empezó a hacerle preguntas, muchas de las cuales ella desconocía la respuesta y otras que eran "no", porque no era alérgica a nada, ni había tenido fracturas, en realidad era bastante sana, ni siquiera había enfermado de neumonía como Ruri, pese a los años cargándole el agua termal.

Una señora que intentó ser amigable hizo que la chica joven se alejara y le dijo una breve explicación del procedimiento, pero ella tampoco estaba prestándole atención a todo, sólo hizo una pregunta:

—¿Podré tener más hijos?

—¡Por supuesto! ¡Mi nombre es Clöe Martins! ¡Mi esposo y yo somos los obstetras a cargo! —señaló a un hombre castaño de ojos marrones tras ella y fue ahí que Kohaku notó que se trataba de una rubia de ojos azules la doctora agradable, aunque en ese momento todos en el lugar tenían la boca cubierta con tapabocas—. Deberás ir con un psicólogo, pero en unos tres meses, si todo está bien, podrías volver a embarazarte sin problemas. Ahora empezaremos este procedimiento, iré a cambiarme.

Clöe apretó con dulzura su mano y se apartó con su esposo hacia un lugar que parecía un baño, en donde primero se cambiaron los cubrebocas y luego se colocaron unos gorros azules. Después de esto empezaron a lavarse las manos.

Por un momento fue intrigante para Kohaku pensar por qué todos tenían ropas azules, pero no tuvo tiempo de preguntarlo, porque en ese momento unas luces brillantes empezaron a notarse más intensas sobre ella, y un hombre con máscara se le acercó, de él sólo pudo notar unos mechones pelirrojos saliendo rebeldemente por la parte de atrás de sus orejas y unos ojos grisáceos que la miraban con lástima. Al mismo tiempo mantenía los brazos como "resguardados" a la altura del pecho y llevaba mucha más ropa azul y unos guantes.

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