Después de llegar a Japón, Kohaku había ido directo a la aldea para hablar con su hermana, contándole absolutamente todo lo que había sucedido mientras ambas terminaron llorando. Jamás pensó que pasaría por algo tan horrible como lo había sido darse cuenta de que apenas en ese momento de enterarse de que tendría un hijo con la persona que amaba, este fuese sacado de su interior.
Ella quizás habría tenido el valor para salir adelante en otras circunstancias, pues era bastante fuerte, pero en ese momento había un enorme vacío en su corazón, eso era lo que le había dejado su pérdida. Sin embargo, Senku seguramente no la entendería y probablemente nadie más lo haría, ya que, por ejemplo, en su aldea no era tan frecuente que las mujeres perdieran a sus bebés o, en caso de que sucediera, generalmente se asociaba a la muerte de la madre, y ella estaba viva, pero su bebé no lo estaría.
—Si quieres puedes dormir conmigo esta noche, como cuando éramos niñas y tenías miedo por lo enferma que se encontraba nuestra madre —ofreció Ruri, totalmente comprensiva, mientras acariciaba el cabello de Kohaku con dulzura, y ella simplemente se mantenía abrazada a su cintura, sin querer decir nada más y sólo sacando su dolor.
Kohaku asintió y supo que su hermana la había comprendido, tenían una buena conexión y se amaban de verdad. Agradecía poder estar con ella en ese momento y tener con quién compartir su dolor.
Los días serían difíciles para Kohaku, pero por lo menos tenía ese apoyo familiar.
...
Después de haber recibido una llamada de Ruri, Chrome se había sentido muy triste de saber que Kohaku estaba sufriendo muchísimo y que la misma Ruri no sabía qué hacer, por lo que sintió que lo mejor sería hablar de una vez con Senku, quien había estado tan absorto en una nueva investigación que ni siquiera parecía interesado en hablar con los demás. Generalmente era común para Chrome verlo así, pero ¿por qué sentía que esta vez era diferente?
Tocó la puerta del laboratorio en el que Senku se había encerrado.
—¡Estoy muy ocupado! ¡No quiero visitas! —se quejó Senku.
—¡Soy yo! —insistió Chrome.
Escuchó un ligero quejido del otro lado de la puerta y poco después su amigo abrió la puerta mientras se rascaba el oído con el meñique.
—¿Ocurre algo? Pensé que ya todos sabían sus obligaciones pendientes —mencionó con flojera el científico rascándose el oído con el meñique.
—No vengo por eso —señaló Chrome con decisión, realmente no perdería mucho tiempo dándole preámbulos al asunto—. Kohaku está en Japón.
Senku abrió los ojos brevemente, pero luego cambió su mirada a una más tranquila.
—Era de esperarse, esa leona es demasiado impulsiva. ¿Eso era todo lo que tenías para decir? —indagó Senku—. Tengo trabajo que hacer.
Chrome suspiró y detuvo con su mano izquierda la puerta antes de que Senku se atreviera a cerrarla.
—¡Y una mierda que voy a permitirte encerrarte nuevamente! —se quejó el castaño, haciendo sonreír ladinamente a su amigo—. Ya es hora de que dejes de hacerte el duro, sabes que todos estamos juntos en esto y no pienso permitir que te ahogues en tus problemas.
Senku sonrió ladinamente y dejó pasar a su amigo.
Chrome sabía que no le contaría absolutamente nada, pero al menos podría saber cuál era su plan, lo que lo tranquilizaría mucho al poder saber en qué situación se encontraba.
—Estoy trabajando en una nueva investigación con ayuda de algunos datos que he conseguido en artículos científicos recientemente publicados sobre lo que se sabe de los fetos petrificados. He mandado correos a las diferentes asociaciones de algunos de los países que han conseguido avanzar durante este proceso y aparentemente existen teorías que podrían permitir salvar a los más grandes, pero... aparentemente es difícil salvar a los de menos de 24 semanas todavía, pese a los esfuerzos que se están haciendo, es posible que muchos continúen muriendo —explicó tranquilamente.
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Adheridos
FanfictionPrecuela de Circunstancias Problemáticas. Historia súper loca para explicar muchas cosas que son necesarias en mi multiverso... Se vienen cositas :D