Cap. 3 ; 𝗖𝗲𝗿𝘃𝗲𝘇𝗮 𝗱𝗲 𝗩𝗮𝗻𝗶𝗮

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ANTERIORMENTE.

— ¡Vamos al siguiente pueblo! ¡Llevanos allá Mamá de Hawk!— la enorme animal obedece comenzando a caminar.

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EN LA ACTUALIDAD ;; DURANTE EL CAMINO.

—¡Elizabeth!, ven conmigo— indica la pelirroja desde la entrada de la habitación donde observa a la princesa mirar por la ventana.

—Claro, señorita Zaenna— la sigue por detrás.

Las femeninas se dirigieron al baño donde la mayor le pidió a la princesa que se probará la ropa que le había dejado sobre la tapa del retrete mientras ella esperaba abajo junto a Meliodas.

—Oigan chicos, ¿para que es la ropa?— pregunta avergonzada.

— Es el uniforme de la taberna. Zaenna también tendría que usarlo pero como siempre hace lo que quiere, no se lo pone— revela Meliodas con los ojos cerrados imaginando lo bien que se vería su prometida como una de las chicas de la portada— De todas maneras, te queda bien.

— Gracias señor, ¿pero entonces quieren que recaude información sobre los ocho pecados capitales mientras sirvo las mesas?— inquiere mirando curiosa a los capitanes.

—Sería benefioso qué también consiguieras información sobre los caballeros sacros pero en resumen, sí, eso es lo que básicamente tienes que hacer—contesta la mujer sentada sobre una de las mesas frente a Elizabeth con Meliodas a su lado cruzado de brazos.

— Señores, disculpen pero hay algo que quisiera preguntarles— ambos mayores pronuncian un pequeño 'hmm' para que prosiga— ¿Los ocho pecados capitales son tan terribles como afirman en los relatos sobre ustedes?, si eso es cierto, ¿qué crímenes han cometido?

— ¿Qué crímenes hemos cometido dices?— repiten viendo a la nada, pensando una respuesta.

— Creo que el reino tiene ideas muy erróneas sobre ustedes— opina con la mirada baja— Después de todo ustedes salvaron mi vida aun sin conocerme todavía.

— La verdad... Hace diez años me la pasaba de taberna en taberna bebiendo hasta desfallecer— contesta seguro con las manos en su cadera, como si fuera cierto.

— S-señor Meliodas, ¿es broma verdad?— dice sin poder creerlo.

— Obvio— hace una mueca intentando recubrir qué no era tan mentira lo que dijo, Meliodas si iba a muchas tabernas e incluso a veces llevaba el alcohol a la casa que compartía con los demás pecados.

— ¿Y-y usted señorita Zaenna, cuales han sido sus crímenes?— pregunta de nuevo intentando tener una respuesta más concreta.

— Ah. No lo se, no recuerdo mucho de aquellos días pero una vez le robe un dulce a un niño pero me ganó el remordimiento y le compre otros tres— rasca su cabeza en lo que le sonreía a la princesa nerviosamente. La princesa casi cae ante las respuestas bromistas de la pareja.

— ¡Ya dejen de jugar conmigo!— exige apretando los puños disgustada de que la tomarán como un juego— O es que cometieron un crimen tan vil que no pueden hablar sobre el.

— Puede ser/ Tal vez— fueron las únicas respuestas que dieron.

La taberna comenzó a tambalearse y la madre de Hawk dio aviso a que habían llegado a la aldea de vania reconocida por su excelente cerveza.

𝗠 𝗢 𝗡 𝗦 𝗧 𝗘 𝗥 ;; 𝗡𝗡𝗧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora