La conversación entre Sorrento y Shun le dió una nueva perspectiva al santo de andrómeda. El podía hacer algo más con su vida, sin embargo había una cosa que aún lo estaba inquietando.
El paradero de la señorita Athena.
No sabía si él era el único de sus hermanos que tenía esa gran interrogante por responder pero necesitaba darle un cierre a esa etapa de su vida antes de dar inicio a una nueva. Es así que emprendió su camino hacia el santuario, quizás ahí podía despejar sus dudas.
A su llegada recibió la noticia de que Seiya ya había pasado por ahí a recoger a su hermana y se había marchado con ella. Según Shaina, quien presenció todo, por primera vez Seiya, parecía genuinamente interesado por alguien que no fuera Saori Kiddo.
—Le dije a Seiya que nos haríamos cargo de todo, aunque será difícil levantar este lugar sin nadie que tome el manto de patriarca o sin instrucciones de Athena. ¿De verdad no sabes nada de ella, Shun? Ustedes fueron los últimos en haberla visto.
—Para ingresar al Inframundo, tuvimos que utilizar la entrada del castillo de Hades. Cuando regresamos, lo hicimos a ese mismo lugar. Saori no estaba con nosotros pero supusimos que fué su cosmos quien nos trajo de vuelta. Recuerdo que el lugar estaba completamente destruido.
—Es muy extraño, los tiempos no concuerdan —comenta Shaina al darse cuenta de la falta de seguridad al hablar de su compañero.
—¿A qué te refieres? —Andromeda la mira inquieto
—Ella se refiere a que después de que el gran eclipse se detuvo, pasó más de un mes hasta que supimos que ustedes habían vuelto a la tierra —contesta alguien a espaldas de Shun. La voz, él la reconoce de inmediato. Se trata de Marín, la santo de plata del águila.
—¡Eso no puede ser! —Shun está perplejo—. ¿De dónde sacas eso?
—No lo sé con exactitud. Quizás tardaron de volver del Inframundo un mes o llegaron inmediatamente pero estuvieron inconscientes ese mismo tiempo. Lo único que puedo decirte con certeza es que es gracias a ese tiempo tus heridas han sanado casi por completo.
Shun analiza las palabras de Marín y no puede objetar su lógica. Efectivamente, durante todas las batallas que libraron con los espectros, los dioses gemelos y el mismo Hades, todos habían caído heridos de gravedad. Incluso Seiya que había recibido una herida por poco mortal en el pecho.
—Entonces Athena ha estado desaparecida más tiempo del que pensábamos
—Y las consecuencias se empiezan a notar —indica Shaina con tristeza—. El santuario está desprotegido sin el cosmos de Athena y no solo eso, con los templos destruidos, no tenemos defensas. Hemos perdido a muchos aliados y compañeros.
—Y ya no podemos esperar más tiempo. Hay algo que nos ha estado perturbando —complementa Marín—. Sonará como algo extraño pero cada vez que anochece luces blancas se pasean por el santuario, pareciera como almas en pena que no pueden descansar. Se escuchan voces de lamentos y llantos hasta el alba.
Esa confesión deja perplejo al santo de andrómeda. Se queda pensativo y a la única conclusión que puede llegar es que ahora que el Inframundo ha sido destruido, la muerte en la tierra se hará imposible porque las almas de las prisiones del infierno escaparan y las nuevas no podrán cruzar al otro mundo.
Recuerda a esa presencia extraña que sintió la otra noche que decidió salirse de la mansión Kiddo. Estaba seguro de que sintió a alguien siguiéndolo y ahí estaba la respuesta.
Poco a poco las almas en pena, no importaba en que situación de castigo se encuentren, empezarían a pertubar la tranquilidad de los seres humanos en la tierra.
¿Qué se podía hacer para solucionarlo?
Necesitaba consejo de alguien iluminado.
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Capítulos completamente nuevos. Entramos al ciclo central de la historia :D
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Saint Seiya Do Cvidanja
FanfictionUn enorme cosmos despierta en el Santuario. Athena está desaparecida desde la batalla contra Hades y los jovenes caballeros deciden tomar su propio camino. Sin embargo, estar lejos no significa estar separados. Una nueva prueba desafía a sus corazo...