Hyoga ha llegado a Siberia, observa su tierra natal y aunque una parte de él está ansiosa y alegre de regresar, en el fondo siente un vacío oprimir su pecho cuando recuerda que nadie lo espera ahí, los sentimientos para ir a ver a su madre entran en conflicto con el agradecimiento que siente hacia su maestro y a su amigo Isaac.
Hyoga aprieta los puños a su costado pero opta por ir a visitar la tumba de su madre. El frío viento ondea su cabello mientras éste se pone en marcha. A cada paso efímeros recuerdos atraviesan su mente. Su maestro Camus es el protagonista de aquellas memorias.
—Maestro Camus, fuiste un padre para mí y me enseñaste muchas cosas desde que vine a Siberia. —Lágrimas cubren sus ojos mientras se arrodilla sobre el hielo que sepulta a su madre—. Sin embargo, ahora que mi deber como santo de Athena ha terminado, ¿qué debería hacer con mi vida?¿Es correcto lo que pienso hacer?
El santo de bronce enciende su cosmos con la intención de hacerlo explotar sobre la gruesa capa de hielo. En el último segundo, Hyoga detiene su golpe, quedando su puño en el aire. Un semblante serio se forma en su rostro por consideración al caballero dorado y a sus ideales.
—No puedo dejarme vencer, mi maestro no me lo perdonaría —dice poniéndose de pie. Mira hacia el cielo y observa las estrellas brillar de una forma muy singular. Como si quisieran decirle algo—. Tengo que encontrarle el sentido a mi vida, aunque eso signifique no volver a vestir mi cloth.
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.Ese mismo día otro caballero también se encontraba renunciando a su armadura de bronce.
—Sabes Shiryu, aún se siente la ausencia del viejo maestro aquí en Rozan —comenta Sunrei mientras observa junto al caballero dragón la Gran Cascada de los Cinco Picos, el sonido que emite el agua es relajante y tranquilo, en perfecta sincronía.
—El lugar sagrado que mi maestro atesoro casi toda su vida ahora esta a mi cuidado —La determinación de Shiryu es firme y sin vacilaciones—. Lo juro, por el recuerdo de mi maestro Dohko de libra que defenderé este lugar aún a costa de mi vida.
—¡Shiryu! —Sunrei toma el brazo del susodicho y se aferra a él como diciéndole 'estoy contigo' El caballero dragón siente el calor enmanando del cuerpo de Sunrei y se alegra por saber que a pesar de todo la tiene a ella.
Desde el fondo del agua, a los pies de la cascada, una enorme luz empieza a brillar y eso es algo que Sunrei y Shiryu detectan al instante.
—¿Esa es la armadura de dragón? —cuestiona Sunrei con la intención de acercarse al resplandor, pero Shiryu la detiene tomando su mano.
—No vayas, Sunrei —advierte el dragón, con una expresión seria y podría decirse calculadora—. La armadura está donde pertenece, ya no la necesito más.
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.Cerca a las montañas de Manos Unión, el lugar donde yace una prisión de agua. El hermano mayor de Shun, Ikki reflexiona sobre su nuevo destino. Quiere un viaje sin retorno a un lugar donde pueda exiliarse sin darle explicaciones a nadie. La ciudad no era para él. Había aprendido a estar solo y la compañía de su hermano solo le iba a recordar dos cosas.
El rostro de Esmeralda que no volvería a ver.
Su vida como santo de bronce que deseaba olvidar.
Después de todo, la guerra santa ya había acabado. ¿Qué sentido tenía seguir cargando la cloth del fénix? Ninguno.
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Recuerden que la historia está siendo modificada y editada :) Por eso verán comentarios antiguos sobre otras cosas que sucedían en estos capítulos
La historia está tomando un ritmo más lento porque la gran trama de este fanfic se desarrollará un poco más adelante
Disfruten su lectura, no olviden votar y comentar ^-^
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Saint Seiya Do Cvidanja
FanfictionUn enorme cosmos despierta en el Santuario. Athena está desaparecida desde la batalla contra Hades y los jovenes caballeros deciden tomar su propio camino. Sin embargo, estar lejos no significa estar separados. Una nueva prueba desafía a sus corazo...