Capítulo 3

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Max estaba por volverse loco. Si es que ya no lo estaba.

Pato lloraba impaciente sobre su mecedor, ni las graciosas piezas de animalitos que colgaban sobre él podían calmarlo, pues aúnque entendía un montón de cosas, en su mente de bebé aún no entendía lo que era esperar y mucho menos ser paciente.

Max se movía con toda la agilidad posible por la cocina, echando el agua caliente dentro del biberón, pero siendo notablemente perturbado por los llantos de su retoño, fue cuando observó aquello que podría ser la medicina por unos minutos, así que lo tomó sacandolo de su estuche.

"NO ESO NO ¿creen que no me doy cuenta de que de allí no sale nada? Quieren engañarme pero es una Es-Ta-Fa"

Pero ya era tarde, su padre ya había colocado el chupón en su boquita, y bueno, era un bebé así que su instinto le obligó a succionar, calmando su llanto.

"Voy a tomarlo pero me ofende muchísimo"

No pasó mucho tiempo cuando su padre volvía con el biberón en mano, por supuesto que no era su preferido pero era mejor que la estafa del chupón. Max lo tomó en brazos y se sentó en el sofá al lado de la mecedora, acomodandolo entre sus piernas.

"Así me gusta ver a la plebe, trabajando"

Pato sabía muy bien quién era el rey de la casa, Max dirigió el biberon a su boquita, y por fin el bebé pudo comenzar a saciarse, el alfa pudo sentirse tranquilo y feliz al ver a su niño comiendo. Comenzó acariciando su escaso pero suave cabello pelinegro, haciéndolo cerrar sus ojitos.

-Pecas lo hace ver fácil -comentó Max, realmente solo habían pasado cuatro horas desde que su omega se fue un rato con sus amigos y ya había entrado en pánico dos veces.

"No me duermas aún papá, todavía no termino mi trabajo"

Pato colocó su manita sobre la mano de su padre que sostenía su biberón, él ya sabía agarrarlo solito pero su papá Max insistía en dárselo él. El alfa sonrió ante la acción, sintiendo la pequeñita mano sobre la suya bastante grande, definitivamente se sentía orgulloso de que sus genes corrieran por las venas de esa pequeña cosita adorable e inocente.

Cuando Pato terminó Max sintió paz, lo colocó de manera que su cabecita estuviera en su hombro y comenzó a dar suaves palmaditas en su espalda, con fin de que tomara una siestas, de preferencia larga. Pero también no estaba pensando lo mismo.

-¿Acabas de...? -había sentido el olor y oh Dios, su tarea menos favorita era cambiar pañales, justo en ese momento se escuchó un pedito, había terminado.

"Seh"

Y faltaban unas cuantas horas para que Sergio regresara...

Baby thoughts [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora