Capítulo 9.

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El llanto de Pato hizo a Checo suspirar pesadamente, contó hasta tres para tranquilizarse, no podía perder la paciencia con su lindo y adorable bebé, así que rodó atrás su silla nuevamente, dejando la computadora donde se encontraba a punto de realizar su trabajo.

Desde que quedó embarazado, supo que no iba a poder volver a su trabajo en la empresa, porque la verdad no quería descuidar a su pequeño, ni dejarlo en manos de otro, simplemente quería aprovechar a su bebé mientras crecía y sabía que con todas esas horas de trabajo no iba a poder, así que optó por una opción más viable, trabajar desde casa.

Llegó hasta su habitación y en medio de su cama se encontraba Pato, pataleando con desespero, aún no podía voltearse solito y eso lo inquietaba más. Caminó con rapidez para tomarlo en brazos y comenzar a mecerlo logrando que se calmara.

-Bebé, ¿que sucede? Te estás portando mal hoy, no dejas a papi trabajar -decía con voz suave, mientras secaba aquellas lágrimas que caían por sus pálidas y abultadas mejillas.

"¡Me mentiste papi! Dijiste que dormirías conmigo pero cerré los ojitos unos segundos ¡y ya no estabas! Me sentí burlado por mi propia sangre"

El omega estaba cansado, tenía que realizar las tareas del hogar, cuidar de su trabajo y encima de Pato, que la verdad no estaba siendo fácil de tratar aquél día, estando muy dependiente de él, quizás se debía a que aun habían dejes de los síntomas de sus primeros dientecitos.

Pato que descansaba su cabeza en el hombro del omega estaba desconfiado, sabiendo que si cerraba los ojos, su papi se iría, y no quería eso, quería sentirlo cerca, sentir su aroma y como su omega lo arrullaba hasta sentirse protegido.

"No me dejes, por favor papi"

Pero no aguantó mucho cuando sus pesados parpados se cerraron, perdiendo asi la batalla contra el sueño. Checo esperó unos minutos y lo colocó nuevamente en la cama, dejando esta vez la camisa del pijama que había usado en la noche a su lado, ya que esta contenía su aroma, lo que podría relajar al bebé por un tiempo.

Cuando por fin se pudo sentar a gusto en su silla celebró internamente, Pato había estado muy apegado a él ese día específicamente, así que era feliz de al fin tener un momento de paz.

Revisó en su computadora encontrando tenía varios clientes, que pues Sergio se dedicaba a las ventas por internet, tenía una tienda online de objetos varios.

Varias horas después Checo terminaba de doblar la ropa limpia y se sentía verdaderamente cansado, pero satisfecho con la casa limpia y todo en su lugar, además de haber sido un buen día para las ventas. Justo cuando por fin se sentó en el sofá, escuchó la puerta siendo abierta, su esposo había llegado.

Max se adentró a su hogar, siendo recibido por el olor a limpio y el suave aroma de su omega, pero aun así venía cansado, así que no pudo reparar en estas cosas. Cuando estuvo en la sala de estar pudo observar a Checo recostado a lo largo del sofá, con sus ojos cerrados, y su rostro transmitiendo una hermosa paz.

-¿Cómo te fue? -preguntó el omega, aún sin abrir los ojos, extrañando a su alfa.

-Bien, concretamos el negocio del departamento que te dije el otro día.

-Genial -respondió, realmente sin muchos ánimos de continuar la plática, simplemente quería dormir.

Max era agente inmobiliario, su trabajo proporcionaba buenas ganancias y a pesar de que no tenían un estilo de vida lujoso, se podía decir que económicamente se encontraban bastante estables.

El alfa lanzó su saco a uno de los muebles, Checo trató de verse imperturbable, aunque debía confesar que el hecho lo descolocó, debido a la reciente limpieza que había realizado.

-¿Que hay de cenar? -cuestionó el mayor, que se encontraba hambriento.

-No he cocinado aún -contestó el omega, por fin abriendo sus ojos, y siendo afectado por la luz que dio en ellos, costandole un poco acostumbrarse nuevamente.

-Uh, bien, pero tengo hambre, haré ramen, rápido y eficaz -dice Max, que se disponía a caminar hacía la cocina, con un poco de pereza en su andar, también se encontraba cansado.

En ese momento pudieron escuchar un llanto infantil, lleno de busqueda de atención, el pequeño Verstappen había despertado solito y en un cuarto oscuro, cosa que parecía odiar.

-Max, ve por Pato -dijo de inmediato el omega, que sollozó fingidamente ante la idea de levantarse del sofá.

-Ve tú, estoy cansado ahora, apenas puedo con levantar la bolsa del ramen -respondió mientras llenaba de agua la olla que utilizaría para preparar la cena.

-También estoy cansado -se removió en el sofá, de forma que su pecho tuviera contacto con este, mientras seguía escuchando el llanto del pequeño.

Max frunció el ceño mientras colocaba la olla sobre la cocina, para poner a hervir el agua.

Ese día estaba tan estresado debido a que el cliente era tan terco y difícil de tratar que lo dejó con un poco de mal humor, sumandole a su cansancio, definitivamente no podía terminar en nada bueno.

-¿Cansado de que? ¿De estar en casa?

Y Sergio intentó por todo lo que amaba no ofenderse con esas palabras, pero falló olímpicamente, ¿Que trataba de decir el alfa? ¿A caso estaba menospreciando su esfuerzo?

-¿Cómo que de estar en casa? Yo también trabajo, me encargo de la limpieza y además de Pato, y la verdad no es tan fácil como crees -contestó a la defensiva, levantándose de una vez del sofá, pues el pequeño no dejaba de llorar.

Max soltó una risa sarcástica, que no le cayó para nada bien mientras iba por el bebé. Pato que estiraba sus bracitos en búsqueda de ser tomado, y abría sus manitos volviendolas puños después, como si estuviera llamandolo. Checo no tardó en tomarlo. Regresando a la sala minutos después.

-No sé de que te quejas si la verdad les he dado una buena vida.

-¿Y eso que tiene que ver? -dijo, esta vez sintiéndose molesto por la actitud del mayor -no quieras venir a decir que lo que yo hago en esta casa no puede agotarme porque estás equivocado, y me ofende que estés pensando de esa forma.

"Que pedo, que pedo"

Pato frotaba uno de sus ojitos con el puño, sin entender que sucedía al rededor y porque papi empezaba a oler menos dulce de lo normal.

-Solo digo, que tienes comodidades Checo, yo tengo que estar de un lado a otro y lidiando que personas que a veces no son fácil de llevar ¿me entiendes?

El omega seguía sintiendose molesto, su esposo estaba comportándose como un idiota, y nunca lo había oído hablar así en los años que llevaban juntos.

-Estás siendo ridículo, Emilian-dijo acomodando mejor al bebé confuso en sus brazos, dispuesto a irse a su habitación, no queriendo quedarse a discutir.

-Yah, tú solo te quejas ¿que quieres que haga? el mayor se apartó de la cocina, dejando a su comida instantánea prepararse.

Sergio lo ignoró caminando hasta la habitación que compartían con Pato en brazos, quien se aferraba a su camisa, sin entender, pero asustado por el tenso ambiente que se sentía.

-Ahora estás siendo infantil

Y el omega cerró la puerta, no quería seguir escuchandolo.

Baby thoughts [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora