Capítulo 14

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-¿Por qué los hawaianos no se hospedan?

Sergio, que se encontraba doblando la ropita de Pato, rodó los ojos al escuchar la voz de su esposo hacer esa pregunta, sabía lo que se venía.

-¡Por que se alohan! - concluyó su chiste acompañado de su escandalosa carcajada, bajo la mirada confusa de su omega. -¡Vamos! Por qué se alo-han ¿entendiste?

El bebé que estaba en ese momento sentado en el tapete con algunos juguetes a su alrederdor, estaba muy confundido, su papá siempre decía aquellas cosas extrañas y terminaba riendose de esa forma que le daba un poquito de miedo

"La abuelita dijo que papá Max se le había caído"

-Max, por favor -dijo el menor, en tanto acomodaba la ropita en las gavetas de madera.

-Cuando empezamos a salir me dijiste que te gustaban mis chistes -se quejó el alfa siguiendo los pasos del omega.

-Mentí porque me gustabas mucho -confesó el omega, recibiendo una cara de asombro de su marido.

-¿Viví una mentira todos estos años? - se hizo el ofendido llevando una mano a su pecho, Checo se rió por su mala actuación -¿Entonces ya no te gusto?

El menor se acercó al alfa, pasando sus brazos al rededor de su cuello, quedando realmente cerca, Max sonrió por la acción y llevó sus manos a la cintura de su omega.

-Cada día me gustas más -susurró finalizando con un beso que duró más de lo debido -incluyendo tus chistes.

Max se sintió tan lleno en ese momento, nunca pensó en encontrar a alguién que amara cada parte de él, era guapo, él lo sabía, por eso jamás le faltaron pretendientes, pero nunca esperaban algo serio con él, era como si fuera solo eso, una cara bonita, hasta que llegó Sergio y le mostró que no era solo una cara, que tenía muchas cosas para ofrecer que realmente son atractivas y auténticas, por primera vez amó y fue amado.

El alfa apretó su cintura buscando más en los labios de su esposo, profundizando, sin recordar que estaban en el lugar incorrecto, cuando las traviesas manos de Max fueron bajando desde su cintura recibió un empujón que lo dejó desconcertado.

-¿Qué? -reclamó extrañado por esa acción.

-El bebé nos está viendo -señaló hacía el piso, donde Pato estaba en el tapete mordiendo uno de sus juguetes.

Max tomó la muñeca del omega tirando de él, sentándose en el sofá y el menor en sus piernas.

-Él no entiende -respondió el mayor, llevando su mano al mentón de Sergio, atrayendolo nuevamente en un beso.

"Cuidado donde dejan sus manitas"

-No podemos traumarlo, Max- Checo nuevamente lo empujó y Max bufó -eres el peor padre.

El mayor siemplemente se rió, por supuesto que no iba a llegar demasiado lejos pero no le parecía mal unos cuantos besitos, a final de cuentas el bebé ni sabía lo que eso era.

-Esperemos que se duerma -propuso el alfa, sonrojando las mejillas del precioso omega en sus piernas, que simplemente asintió.

-Déjame darle de comer -dijo este, levantándose, caminando para tomar en brazos al tranquilo y angelical bebito.

"¿Comer? Dime que es lo que estoy pensando por favor"

Sergio se sentó en el sofá y Pato aplaudió, si papá se sentaba en el sofá sin ir a la cocina era una muy buena señal, el omega se rió por la acción del pequeño, le sorprendía cuan inteligente podía llegar a ser para su corta edad, sin más descubrió su pecho, dejando al pequeño con toda la libertad de alimentarse.

"Por fin, me tienen tan castigado, ni siquiera sé que hice mal"

El cachorrito acercó su cara a su pecho sabiendo lo que debía hacer exactamente y comenzó a alimentarse mientras era envuelto en el aroma maternal de su papi, siendo arrullado, el ambiente perfecto para dormir, con el que estaba batallando porque quería seguir tomando de su leche, pero poco a poco sus ojitos se cerraban.

-¿Ya se durmió? -preguntó Max, más alto de lo que debería.

El pequeño Pato volvió a abrir los ojitos.

Baby thoughts [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora