capítulo seis: cuando yo ya no esté

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VI

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VI . ( CUANDO YO YA NO ESTÉ )

 ( CUANDO YO YA NO ESTÉ )

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RECORRO EL HOGAR CON MI MIRADA mientras Daisy revisa la temperatura de Rye, a mi espalda

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RECORRO EL HOGAR CON MI MIRADA mientras Daisy revisa la temperatura de Rye, a mi espalda.

La sala no es grande, pero al menos está bien amueblada y la luz se filtra muy bien por las cortinas viejas de las ventanas. Hay dos sillones rojos ─desgastados y raídos por marcas de gato en los laterales─, una mesita en medio del espacio, y otra un tanto más robusta donde se posa un televisor apagado. Hay tres puertas. Me imagino que una es para la cocina, otra para una habitación, y la última para un baño. En las paredes tapizadas de color crema hay varios cuadros. Me llaman la atención porque son dibujos infantiles hechos con crayones de colores. Hay uno de un paisaje de montañas, uno con un prado bajo un sol y un arcoiris doble, y otro donde una familia de cuatro me miran con sonrisas radiantes.

No sé qué me hace sonreír más; la simple vista del arcoiris doble y la familia feliz, o la idea de que Rye, el niño dulce que Adam me ha descrito, ha dibujado esas maravillas él solo.

Me giro a verlo.

Él y su hermano mayor mantienen una conversación mediante señas gestuales. El menor solo tiene dos años y medio, pero el parecido de familia está ahí. Adam nos explicó que hubieron ciertas complicaciones que hicieron que el niño naciera sordo, haciéndole también casi imposible poder desarrollar el habla.

PARADISE, the hunger games | BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora