𝐈𝐈. 𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈 𝐄𝐥 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨

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4 meses después

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4 meses después

5 octubre 2028
Florencia, Italia

Madelyn

Hoy era un día especial,  había llegado el día de la boda con Mick; no podía creer que en unas horas sería oficialmente su esposa. Me miraba en el espejo con el vestido que traía puesto y no me imaginaba que por fin tendría aquella familia que siempre quise, habían sido meses difíciles porque todos me preguntaban si estaba segura de casarme con el, pero Mick era importante para mi, era la persona que había estado para mi, se lo debía.

—Te ves hermosa, igual que tu madre

Me gire rápidamente y Sebas estaba recargado en el marco de la puerta; el me entregaría en el altar, al principio estaba entre Fer y el,  pero después de hablarlo con Fernando me dio a entender que Sebas era el indicado.

—¿Crees que ella estaría feliz de la decisión que tome?

—Mad—se acerco a mi— ¿estas segura de hacer esto? aun tienes tiempos de cancelarlo.

—No, estoy segura ¿Ethan esta listo?

—Si, solo faltas tu; Alex y Oscar querían entrar pero les gane—río.

—Gracias—lo mire— por estar aquí.

—No pude cuidar a tu madre pero si a ti.

Me abrazo y yo hice lo mismo; Sebas era como un padre para mi, era mi tío pero junto con Fer eran esa figura paterna que necesitaba.

—Siempre recuerda que tu felicidad es primero Mad; no porque Mick haya estado para ti significa que debes casarte con el por obligación, es un buen chico pero tu y yo sabemos que no lo amas como Charles.

—Charles y yo somos papás de Ethan nada más .

—Entiendo—me dio un corto beso en la frente— te espero afuera.

—Si

Salió de la habitación así que decidió sentarme en la cama y mirarme de nuevo en el espejo ¿no estaba feliz? ¿por que no estaba emocionada? era un día especial debía estarlo.

—Parece que vas a un funeral y no a una boda con esa cara—dijo Oscar entrando y detrás de el Alex.

Ambos eran parte de mis madrinas, cuando le dije al Australiano acepto por completo, incluso fueron a comprar su traje a la misma tienda.

—El azul me queda muy bien—dijo el australiano sentándose a lado de mi,

—Habla por ti—respondió Alex tomando asiento al otro lado de mi.

—Se ven increíbles—reí.

—Tu no te ves increíble ¿que tienes?

—El niño que ya no es niño tiene razón ¿que paso?

𝐅𝐚𝐯𝐨𝐫𝐢𝐭𝐞 𝐂𝐫𝐢𝐦𝐞; 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐞𝐬 𝐋𝐞𝐜𝐥𝐞𝐫𝐜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora